Los residentes de las zonas más remotas de Filipinas afectadas por el paso del tifón Haiyan, conocido localmente como'Yolanda', la semana pasada continúan agolpándose en torno a los helicópteros empleados por el Ejército estadounidense para distribuir la ayuda humanitaria.
En pueblos como Cabungaan, en la provincia de Leyte, ayer domingo llegó la primera ayuda, más de una semana después del paso de la gran tormenta. Un helicóptero Seahawk estadounidense aterrizó en una pradera de la localidad y de inmediato decenas de personas se congregaron en torno al aparato.
Los primeros en llegar fueronlos niños y luego otros vecinos de la localidad, de más de 200 habitantes. «`Gracias! `Gracias!», gritaban los aldeanos mientras dos militares repartían los paquetes de ayuda marcados con la frase «Del pueblo americano».
Durante la última semana, los vecinos de Cabungaan han sobrevivido con apenas una comida al día, principalmente pescado deshidratado, cocos y algo de arroz, ha relatado uno de los habitantes, Richel Maballo, de 19 años. La aldea se encuentra a cierta altitud, por lo que las olas no la han afectado como al litoral, pero la tormenta ha arrasado cosechas y destruido toda infraestructura.
Tras despegar, uno de los tripulantes del helicóptero, Jeremy Smith, escribía en su block de notas: «La zona de aterrizaje estaba muy tranquila en comparación con otras».
Según el Gobierno filipino, hasta ahora la comunidad internacional ha comprometido 248 millones de dólares (unos 184 millones de euros) en ayudas tras el paso del supertifón 'Yolanda', también conocido como 'Haiyan', por el centro de Filipinas. Las autoridades han confirmado hasta el momento 3.974 muertos y 1.186 desaparecidos.
Estados Unidos cuenta con unos 50 buques y aeronaves operando en la zona, incluidos diez aviones C-130, doce V-22 Osprey y varios helicópteros Seahawk con base en el portaaviones 'USS George Washington'. Además, Japón tiene tres buques en Filipinas y varios camiones y material de ingeniería, mientras que Tailandia, Indonesia y Singapur han enviado aviones C-130 para ayudar a distribuir la ayuda.
Las autoridades filipinas y agencias de ayuda internacional afrontan una creciente crisis humanitaria, y se estima que la cantidad de personas desplazadas por la catástrofe está en torno a los cuatro millones, muy por encima de las 900.000 que se estimaban la semana pasada.
El presidente filipino, Benigno Aquino, no pudo prever la magnitud del desastre y ha sido criticado por la respuesta a veces caótica de las autoridades.
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