"No nos pueden decir nada que no sepamos ya". Con estas palabras de la Administración Obama sobre los inspectores de la ONU como telón de fondo, Naciones Unidas siguió ayer empeñada en intentar agotar una vía diplomática que evite una acción militar "limitada" en Siria de consecuencias imprevisibles.
El último movimiento para dar esa oportunidad a la diplomacia que clama el secretario general de la ONU vino ayer viernes en forma de un encuentro de Ban Ki-moon con los representantes de EE.UU., Francia, Reino Unido, Rusia y China, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, del que casi no trascendieron detalles salvo la versión oficial.
La ONU explicó que Ban hizo a sus interlocutores un "resumen" del trabajo del equipo de inspectores liderado por Ake Sellström, de sus visitas al lugar del ataque con armas químicas que denunció la semana pasada la oposición siria, de las muestras y evidencias que han recogido y de sus entrevistas a víctimas, médicos y testigos.
Pero casi al mismo tiempo, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, comparecía en rueda de prensa desde Washington para hacer públicas las conclusiones de un informe de inteligencia que atribuye ese ataque al régimen de Bachar al Asad y para decir que cuenta con pruebas "claras y convincentes".
Acto seguido el jefe de la diplomacia estadounidense aseguró que su país "cree en Naciones Unidas" y respeta a los inspectores, pero advirtió de que "no nos pueden decir nada que no sepamos ya" sobre la matanza del 21 de agosto, en la que según sus investigaciones murieron un total de 1.429 personas, incluidos al menos 426 niños.
Kerry incluso llegó a decir que el trabajo que hicieron los expertos sobre el terreno fue "restringido" y estuvo "controlado" por las autoridades sirias, pero el portavoz de la ONU, Martin Nesirky, respondió desde Nueva York que Naciones Unidas no tenía constancia de ninguna restricción.
Mientras la Casa Blanca hacía pública sus conclusiones sobre el ataque de la semana pasada a las afueras de Damasco, la ONU salió a aclarar que la misión no tenía intención de hacer un balance preliminar de sus pesquisas este fin de semana y que esperará a los análisis científicos para presentar un informe definitivo.
"Habrá informe una vez concluyan los análisis de las evidencias recogidas", advirtió Nesirky, quien insistió en que se trata de un proceso "complejo", que se hará "lo más rápido posible" pero sin concretar una fecha, y que tendrá lugar en varios laboratorios europeos bajo la supervisión del profesor Sellström.
El grueso de los inspectores abandonará hoy sábado territorio sirio rumbo a La Haya, donde está la sede de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), mientras que la alta representante para Desarme, Angela Kane, viaja ya hacia Nueva York y presentará mañana al secretario general un informe del trabajo de los expertos.
Con la vía diplomática extinguiéndose, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, compareció también ayer en público para repetir que el ataque del régimen sirio representa un "desafío para el mundo" que no quedará sin respuesta, aunque aclaró que todavía no ha decidido cuál será.
Obama explicó que una de las cartas que baraja es llevar a cabo una intervención "limitada" en Siria que, según dijo, no implicaría un "compromiso" bélico de largo plazo ni el envío de tropas, aunque aclaró que está estudiando "una amplia gama" de opciones con sus asesores de seguridad.
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