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El Estado alcanzó hasta julio un déficit del 4,38 por ciento del PIB, 45.133 millones de euros, frente al 4,53 por ciento del mismo periodo del año pasado, un descenso que es consecuencia especialmente del incremento del 3,2 por ciento de los ingresos tributarios homogéneos en términos de caja.

Este dato supone que el Estado supera el límite fijado para todo el año, que es del 3,8 por ciento, si bien hay que subrayar que esto no es significativo porque habitualmente el déficit estatal se incrementa en la primera parte del año y posteriormente se modera en los últimos meses.

El saldo negativo hasta julio es consecuencia de unos ingresos de 60.685 millones, el 13,6 por ciento más que un año antes, y de unos gastos de 105.818 millones, el 5,7 por ciento más.

Hacienda incide en que ha de tenerse en cuenta que la liquidación del sistema de financiación de las comunidades autónomas y de las entidades locales de 2010, realizada en 2012, supuso una distorsión en la composición de los recursos impositivos y no impositivos que dificulta la comparación con los datos de este ejercicio.

Esta liquidación implicó en 2012 más ingresos para las comunidades, lo que se compensó con mayores transferencias de éstas al Estado por la liquidación del Fondo de Suficiencia.

Con ello, el Estado tuvo menos ingresos tributarios pero más por transferencias.

La recaudación del Estado por IRPF registró una caída del 3,1 por ciento, mientras que el impuesto de sociedades descendió el 30,4 por ciento, debido principalmente, según Hacienda, al aumento de las devoluciones hechas a principios de año y al pago de devoluciones de ejercicios anteriores derivadas de recursos judiciales.

Por impuestos indirectos, el Estado obtuvo 22.956 millones, el 221,4 por ciento más, si bien esta tasa es del 6,7 por ciento si se tienen en cuenta los ingresos de 45.053 millones, antes de deducir las entregas a cuenta a las administraciones territoriales por IVA e impuestos especiales.
El IVA, con unos ingresos de 32.473 millones, creció el 8 por ciento, debido al impacto de la subida de tipos y a la desaceleración de la caída del gasto final sujeto al impuesto.

En términos homogéneos, corregido el distinto ritmo de ejecución de las devoluciones, estos ingresos aumentaron el 11,1 por ciento.

Los ingresos por impuestos especiales ascendieron a 11.016 millones, el 5,4 por ciento más que el año anterior.