Al cabo de casi seis semanas de protestas antigubernamentales, Bulgaria se encuentra al borde de una nueva crisis política e institucional después de que ayer noche se produjeran los primeros incidentes violentos durante las manifestaciones.
La presión crece sobre el gobierno del economista independiente Plamen Oresharski, en funciones desde hace menos de dos meses, para que convoque elecciones anticipadas.
Los dos mayores sindicatos búlgaros y el principal partido de la oposición, el conservador GERB, insistieron ayer en la necesidad de celebrar nuevas elecciones, después del "asedio" al Parlamento por parte de miles de manifestantes, que impidieron durante horas que un centenar de diputados pudieran salir del edificio.
El GERB, en el poder hasta el pasado febrero, condenó la violencia en un comunicado y denunció que el actual Parlamento ha agotado todas las posibilidades de diálogo.
Este partido populista, que lleva semanas boicoteando la actividad del Legislativo, exigió una reunión de todas las fuerzas con representación parlamentaria para cerrar una fecha y que las elecciones anticipadas se celebren antes de que termine el año.
También desde el sindicato KNSB se pidió que el presidente convoque a los partidos con el mismo fin, mientras que Podkrepa, otra central sindical, se refirió a los nuevos comicios como un paso esencial para cambiar los principios bajo los que funciona el país.
Por su parte, los socialistas búlgaros, la principal fuerza que sustenta al Gobierno, acusó al GERB de estar detrás de la deriva violenta de las manifestaciones antigubernamentales.
"Ciertas fuerzas políticas intentan conseguir el derrumbe del Gobierno a cualquier precio y que se celebren elecciones anticipadas. Esos comicios son la única forma de reproducir el statu quo de hace meses y de que el conservador GERB vuelva al poder", declaró el líder socialista, Sergei Stanishev, en rueda de prensa.
Las protestas contra el Gobierno comenzaron en junio cuando la coalición aprobó por un procedimiento de urgencia el nombramiento de un polémico empresario como nuevo director de los servicios de espionaje de Bulgaria.
Pero el descontento de los manifestantes, que han llegado a reunir a decenas de miles de personas, se dirige ahora contra toda la clase política además de la corrupción política y económica en Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea.
Junto con el partido de la minoría turca, el Partido Socialista forma una coalición que tiene solo una mayoría relativa en la Cámara, mientras que el GERB, ganador de las elecciones del 12 de mayo, boicotea el trabajo parlamentario.
El ministro del Interior, Zvetlin Jovtchev, dijo ayer que "lo que sucedió ante el Parlamento (anoche) no era una protesta sino un intento de asaltar el edificio".
Pese a los 18 heridos que se produjeron anoche, el ministro defendió el trabajo de la policía, al calificarlo como "perfecto" por no permitir que las tensiones aumentaran más todavía.
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