Rusia defendió ayer la venta de misiles a Siria con el argumento de que no pueden ser usados contra los rebeldes, a diferencia de las armas que suministrarían países de la Unión Europea a la oposición tras el levantamiento del embargo.
"Tales pasos son en gran medida un factor de contención para impedir que algunas mentes calenturientas otorguen a este conflicto un carácter internacional con participación de fuerzas externas", afirmó Serguéi Riabkov, viceministro ruso de Exteriores, en rueda de prensa.
Riabkov subrayó que los misiles antiaéreos S-300 "son un factor estabilizador" contra una intervención exterior, en oposición a las afirmaciones del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que tachó esos misiles de factor desestabilizador.
"Hablamos del suministro de armamento defensivo al gobierno de un país para la defensa de sus infraestructuras y sus tropas", dijo Riabkov, citado por las agencias locales.
El número dos de la diplomacia rusa subrayó que Moscú comprende la inquietud que la venta de armas al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, suscita a muchos de los socios de Rusia.
Pero insistió: "no tenemos motivos para modificar nuestra postura en ese terreno" y recordó que el receptor del armamento ruso es un "poder legítimo".
"El suministro de los S-300 a Siria responde a un contrato suscrito hace varios años. Quiero añadir que estos sistemas, por sus propias características, no pueden ser utilizados por grupos armados ilegales en el tipo de lucha que se libra en Siria", recalcó.
Rusia siempre ha mantenido que el armamento pesado que ha vendido durante los últimos años a Damasco tiene un carácter exclusivamente defensivo y no puede ser utilizado ni para reprimir manifestantes ni en una lucha cuerpo a cuerpo.
Riabkov no precisó en qué fase se encuentra la entrega de los S-300 a Damasco, pero recalcó que Rusia no renunciará a esa operación.
Recientemente, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, confirmó en Varsovia que Moscú está completando la entrega de los S-300, en virtud de un contrato firmado en antes del estallido del conflicto en el país árabe.
Israel, cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu, visitó recientemente Moscú para persuadir al Kremlin para que suspenda la venta de armas a Damasco, subrayó hoy que los misiles son una amenaza para su seguridad.
"Los misiles son una amenaza (para Israel) y puedo dar fe de que no se ha acelerado la venta. Esperemos que no se concrete pero si ocurre, sabremos qué hacer", afirmó el ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón.
En 2010 el Kremlin sí renunció a la entrega de los S-300 a Irán, pese a tener un contrato en vigor, después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara unas sanciones que prohibían la venta de armamento pesado a Teherán.
Según informó el diario "New York Times", Rusia también ha enviado a Siria una nueva partida de misiles antibuque Yakhont, que sumados a los sistemas móviles lanzamisiles costeros "Bastión" podrían hacer frente a los buques de EEUU e Israel en el Mediterráneo oriental.
Por otra parte, Moscú criticó la decisión de la Unión Europea.
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