Pontífice. Ha insistido en no encerrarse en sí mismos ni a perder la confianza en Dios - Reuters

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El Papa Francisco ha invitado a aceptar que Jesús Resucitado entre en la vida" y a acogerlo "como amigo, con confianza" porque "Él es la vida". "Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado. Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo, confía en él, ten la seguridad de que él está cerca de ti, está contigo, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere", ha señalado durante su homilía en la Vigilia Pascual, celebrada en la Basílica de San Pedro, en la que también ha insistido en que "no hay situaciones que Dios no pueda cambiar ni pecado que no pueda personar si el hombre se abre a él

Antes del inicio de una de las Misas más importantes del año, el Pontífice ha llevado a cabo la bendición del fuego y ha preparado el cirio pascual en el atrio de la Basílica y después se ha dirigido en procesión con todos los cardenales concelebrantes hacia el altar de la cátedra, mientras que casi todas las luces de la Basílica se encontraban apagadas.

Al llegar al altar, se ha encendido el cirio pascual junto al canto del 'Exsultet' mientras que las velas de los fieles se han comenzado a prender y las luces de la Basílica se han ido encendiendo. Posteriormente, ha comenzado la Celebración Eucarística con el rito abreviado de la Liturgia de la Palabra que el Papa Francisco ha elegido para simplificar la ceremonia.

Durante la homilía, el Papa se ha dirigido a los fieles como "hermanos y hermanas" y les ha invitado a no cerrarse "a la novedad que Dios quiere traer a sus vidas" en caso de estar cansados, decepcionados, tristes, o sentir el peso de los pecados. Así, el Pontífice ha insistido en "no encerrarse en sí mismos" ni "perder la confianza" ni a resignarse nunca porque "no hay situaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar" si el hombre se abre a él.

Además, el Papa Francisco ha recordado la narración evangélica de la noche luminosa de la Vigilia Pascual en la que las mujeres van al sepulcro de Jesús, con aromas para ungir su cuerpo para "hacer un gesto de compasión, de afecto, de amor" que era un gesto tradicional hacia un ser querido difunto. Así ha el Pontífice ha evocado que las mujeres, "habían seguido a Jesús, lo habían escuchado, se habían sentido comprendidas en su dignidad, y lo habían acompañado hasta el final, en el Calvario y en el momento en que fue bajado de la cruz".

En esta línea, el Papa ha descrito que, a pesar de la tristeza con la que irían las mujeres a la tumba "porque Jesús les había dejado, había muerto, su historia había terminado", en ellas "permanecía el amor, y es el amor a Jesús lo que les impulsa a ir al sepulcro". Francisco ha añadido que en "este punto, sucede algo totalmente inesperado, una vez más, que perturba sus corazones, trastorna sus programas y alterará su vida" al ver corrida la piedra del sepulcro y no encontrar el cuerpo del Señor.

Así, el Papa ha subrayado que "a menudo, la novedad da miedo, también la novedad que Dios trae, la novedad que Dios pide" y así el hombre se parece a los apóstoles del Evangelio, que muchas veces prefiere mantener las seguridades, pararse ante una tumba y pensar en el difunto que, en definitiva, sólo vive en el recuerdo de la historia, como los grandes personajes del pasado, por lo que tienen "miedo de las sorpresas de Dios", "Dios sorprende siempre", ha añadido.

Igualmente, el Pontífice ha resaltado que el momento en que las mujeres encuentran la tumba vacía y ven que el cuerpo de Jesús no está allí de la narración evangélica se convierte en un acontecimiento, en "un evento que cambia verdaderamente la vida" porque "ya nada es como antes, no sólo en la vida de aquellas mujeres, sino también en la historia de la humanidad".