Bagdad. Una familia contempla los daños causados en su casa en uno de los atentados - Reuters

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La violencia irrumpió ayer en Irak con la muerte de unas sesenta personas en una cadena de atentados, la mayoría contra zonas chiíes de Bagdad, en la víspera del décimo aniversario de la invasión estadounidense del país.

Irak amaneció la mañana de ayer en medio de una ola de atentados y ataques que, según fuentes policiales consultadas por Efe, causaron 60 muertos y más de 180 heridos.

En total, diecisiete coches bomba y dos artefactos estallaron en distintos barrios bagdadíes como Kazamiya, Ciudad Sadr, Nuevo Bagdad, Huseiniya, Otaifiya y Zafaraniya.
Este último fue el distrito más castigado, ya que en él fallecieron al menos ocho personas y decenas resultaron heridas.

Aparte de las explosiones, se registro el impacto de proyectiles de mortero y un ataque armado en la capital.

Fuera de Bagdad, estallaron dos coches bomba en zonas situadas al sur de la ciudad contra una patrulla de la Policía y una base militar, en una acción que mató a dos soldados, dos agentes y tres civiles.

Además, en la ciudad de Mosul (norte) perecieron otros cinco policías en tres ataques distintos, dos con explosivos y uno con armas automáticas.

Por el momento, ningún grupo ha asumido la autoría de esta serie de atentados, que se produce cuando están a punto de cumplirse diez años de la entrada de una coalición multinacional, liderada por Estados Unidos, para derrocar al régimen de Sadam Husein.

El 20 de marzo de 2003 a las 03.35 hora local (23.35 GMT) varios misiles "Tomahawk" atacaron una granja situada en el sur de la capital Bagdad, donde, según las informaciones de inteligencia, el entonces dictador iraquí, Sadam Husein, estaba reunido con responsables políticos y militares.

Era el inicio de una ocupación que se prolongó durante más de siete años y que sumió a Irak en una espiral de violencia sectaria, debido al desmantelamiento del antiguo aparato de seguridad.