Santo Padre. Benedicto XVI - Reuters

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Benedicto XVI ha destacado los efectos que en diferentes ámbitos tiene la dificultad actual de los jóvenes para encontrar trabajo, durante la audiencia con los participantes de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Cultura que, bajo el lema 'Las culturas juveniles emergentes', se lleva a cabo esta semana en Roma.

En este sentido, el Papa ha indicado que la dificultad de los jóvenes para encontrar trabajo repercute en el ámbito psicológico y relacional y el "clima difuso de inestabilidad que afecta a los sectores culturales, políticos y económicos". En este sentido, ha destacado "la incertidumbre y la fragilidad que caracterizan a tantos jóvenes, a menudo les empujan a los márgenes, les hacen casi invisibles y ausentes en los procesos culturales e históricos de las sociedades".

En esta línea, el Pontífice ha apuntado que "la esfera afectiva y emocional, se ve fuertemente afectada por este clima, que da origen a fenómenos aparentemente contradictorios, como la espectacularización de la vida privada y la autosuficiencia narcisista". Sin embargo, Benedicto XVI ha remarcado también efectos positivos, como el voluntariado. Por ello, ha invitado a no descifrar solamente "los fenómenos culturales juveniles siguiendo paradigmas consolidados, que se han convertido en clichés, o analizarlos con métodos que ya no son útiles, partiendo de categorías culturales superadas e inadecuadas" sino a comprender una realidad a la que hay que prestar suma atención a fondo.

Por otra parte, el Papa se ha referido a los jóvenes de muchos países del tercer mundo que representan con sus culturas y sus necesidades "un desafío a la sociedad de consumo globalizado y a los privilegios de la cultura establecida, de los cuales se beneficia un pequeño grupo de la población del mundo occidental". En consecuencia, ha añadido Benedicto XVI "las culturas juveniles, también son 'emergentes' porque demuestran una profunda necesidad, una petición de ayuda o incluso una 'provocación' que no puede ser ignorada ni descuidada, tanto por la sociedad civil como por la comunidad eclesial".

En esta línea, el Pontífice ha reiterado su preocupación por la denominada "emergencia educativa", a la que acompañan otras emergencias que afectan a las diferentes dimensiones de la persona y a sus relaciones fundamentales, "como las dificultades crecientes en el campo de trabajo o el esfuerzo por ser fiel, en el tiempo, a las responsabilidades asumidas".

"Si los jóvenes ya no esperasen ni progresasen; si no insertasen en la dinámica histórica su energía, su vitalidad, su capacidad de anticipar el futuro, nos encontraríamos con una humanidad replegada en sí misma, carente de confianza y de actitud positiva hacia el futuro", ha advertido.