El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha llegado a El Cairo, en el que supone el primer viaje de un jefe de Estado iraní a Egipto desde la revolución islámica de 1979 y después de más de treinta años de fuertes tensiones diplomáticas entre los dos países.
Esta visita, impensable durante la legislatura del ex presidente Hosni Mubarak, se produce en el marco de una cumbre islámica que comienza hoy mismo. Ayer, Ahmadineyad se reunió con el gran imam de la prestigiosa mezquita de Al Azhar y rector de la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Ahmed al Tayyeb, una de las principales autoridades religiosas e intelectuales del Islam suní. "La política geográfica de la región cambiará si Irán y Egipto toman una posición unificada respecto al asunto de Palestina", ha declarado Ahmadineyad a la televisión libanesa Al Mayadeen. A su vez, el mandatario expresó este lunes su deseo de visitar la Franja de Gaza esta semana, así como su voluntad de "rezar en Jerusalén tras la liberación".
Las autoridades egipcias se han mostrado preocupadas por el apoyo que Irán presta el régimen del presidente sirio, Bashar al Assad. En Egipto, la población es principalmente suní y apoyan el levantamiento contra la dictadura del Gobierno de Al Assad.
El gobierno del presidente egipcio, Mohamed Mursi, que llegó a la presidencia el pasado mes de junio con el respaldo de los Hermanos Musulmanes, ha estrechado relaciones con el Ejecutivo del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) -apoyado por Irán y rechazado por Occidente por su hostilidad hacia Israel-, pero su prioridad es hacer frente a los graves problemas económicos que sufre el país.
"La restitución de las relaciones con Irán en estos momentos es difícil a pesar de la calidez en las relaciones por los muchos problemas, incluida la crisis siria y los vínculos de El Cairo con los países del Golfo, Israel y Estados Unidos", ha subrayado un antiguo diplomático egipcio.
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