El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, mostró ayer su cara más optimista en el apenas algo más de un año que lleva al frente de la institución al constatar una significativa mejoría de la confianza de los mercados, al tiempo que las expectativas de inflación se mantienen "firmemente ancladas", lo que permite augurar una recuperación gradual de la eurozona a finales de este mismo año a medida que se produzca "un contagio positivo" a la economía real.
En este sentido, el 'banquero italiano aventuró en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, que mantuvo por unanimidad los tipos en el 0,75 por ciento, que la tasa de inflación armonizada de la eurozona se situará este año por debajo del umbral del 2 por ciento, en línea con el objetivo de estabilidad de precios que guía la política monetaria del BCE, subrayando que "las expectativas de precios se mantienen firmemente ancladas".
Aparte de estos progresos macroeconómicos, el presidente del BCE desgranó distintos avances hacia la "normalización" financiera, como el menor coste de los seguros de crédito (CDS), el alza generalizado en las bolsas, la entrada de depósitos en los bancos de la eurozona y el descenso de la volatilidad, así como la reducción del balance del propio banco central.
Sin embargo, el 'Guardián del euro' advirtió de que aún "es demasiado pronto para declarar victoria" ya que "todavía falta trabaja por hacer", por lo que aseguró que la institución no se plantea por el momento la retirada de ninguna de sus medidas de estímulo. "No estamos pensando en una estrategia de salida", dijo el banquero italiano al ser cuestionado sobre si la mejoría de los mercados en los últimos meses podría permitir al BCE plantearse una retirada de estímulos.
En este sentido, Draghi recordó la debilidad todavía apreciable en la economía real y señaló que todavía se detectan "síntomas de una significativa fragmentación", por lo que emplazó a alcanzar una mayor fortaleza en general y claros signos de recuperación antes de poder alcanzar un punto de inflexión.
Asimismo, el banquero aprovechó para reclamar a los gobiernos de la eurozona que apliquen las "cruciales" políticas necesarias para lograr "un punto de inflexión en la crisis de deuda".
De este modo, el presidente del BCE salió al paso de aquellas opiniones críticas con las medidas de consolidación fiscal exigidas a países como España o Italia al advertir de que los ajustes son "inevitables" y que "después de todos los sacrificios" asumidos "dar marcha atrás en la situación no sería correcto". "No hay que ser complaciente con lo que se ha conseguido, los beneficios no tienen que proceder de la acción del BCE, sino de progresos sostenidos y sustanciales", indicó el banquero.
Por otro lado, Draghi recordó que el pleno empleo no forma parte del mandato del BCE, como sí sucede con la Reserva Federal de EEUU, sino que este consiste en la estabilidad de precios.
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