Vídeo. EL Papa envió un mensaje a los asistentes a la Misa de las Familias - Reuters

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El cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, ensalzó ayer a los miles de familias cristianas que se congregaron en Madrid como pilar fundamental y "cauce de auténtico amor" para afrontar la crisis y terminar con la "estremecedora tragedia del aborto".

Así lo quiso plasmar el cardenal arzobispo de Madrid durante su homilía en la tradicional Misa de las Familias, que se celebró ayer por la mañana en la plaza de Colón, a la que acudieron miles de personas a pesar de las bajas temperaturas que se registran en la capital.

Matrimonios con hijos, familias enteras con abuelos y jóvenes llenaron la plaza madrileña y las calles adyacentes para seguir la misa presidida, desde un gran escenario blanco, por el cardenal Rouco y concelebrada por numerosos obispos españoles y europeos.

Entre ellos, los cardenales de Barcelona, Luis María Sistach; el arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Antonio Cañizares, así como también el obispo de Menorca, Salvador Giménez.

Una celebración que las familias cristianas pudieron seguir paso a paso a través de las pantallas gigantes colocadas para la ocasión y desde las que vieron y escucharon el mensaje del Papa Benedicto XVI, aclamado por los asistentes cuando dijo en castellano que son la esperanza para toda la humanidad.

En ese sentido también profundizó Rouco Varela al señalar que la familia cristiana es la "verdadera esperanza para hoy": "Sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad, como la enseña el lenguaje inequívoco e indestructible de la naturaleza humana, despeja el horizonte de la esperanza para el hombre y la sociedad de nuestro tiempo".

Ignorar a la familia y despreciarla es "poner en juego su misma viabilidad histórica", según el cardenal, que consideró que "sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría". "Se pondría en peligro el hombre mismo", advirtió.

Para Rouco, la fe "clarifica y dignifica las relaciones humanas, y las convierte en cauce de auténtico amor", un amor que está "dispuesto al socorro y a la ayuda sacrificada y generosa de las familias entre sí y entre sus miembros en las circunstancias tan frecuentes y dolorosas del paro, de las dificultades económicas, morales y espirituales".

"Un amor -insistió-, que, perseverantemente vivido al calor y con la fuerza de la fe cristiana, hará posible terminar con la estremecedora tragedia del aborto practicado masivamente desde los años 70 del pasado siglo en la práctica totalidad de los países europeos, incluida España, al amparo de una legislación, primero despenalizadora del mismo y, luego, legitimadora".

Son mensajes en los que coincidieron las miles de personas que se trasladaron hasta Madrid desde distintos países europeos y de las diferentes comunidades autónomas, cuyas banderas ondearon para dar testimonio de su fe, sobre todo en estos momentos de crisis, como dijeron a Efe algunos asistentes, como Avelina, quien acudió con su marido y sus siete hijos desde Granada.

"Si no hay familia, no hay nada", repitió María, una joven voluntaria encargada del orden, que coincidió en su opinión con Esteban, que salió en autobús a las 4 de la madrugada de la provincia de Alicante junto a su mujer y sus cuatro hijos para poder llegar a la misa.

"La familia es un pilar para la sociedad, porque conforme está el tema de la crisis, el paro y los jóvenes, hay que apoyarse en ella, que al final es lo único que nos queda porque el Estado no puede dar más de sí", insistió Esteban, que, como muchos padres, llevó a uno de sus hijos a hombros, con bufanda, guantes y gorro para paliar uno de los días más fríos en Madrid.