Marías. Rechaza los veinte mil euros del premio - Alfaguara

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"Si me ofrecieran algún premio estatal, no lo aceptaría". Este anuncio que hizo Javier Marías tras recibir el Premio austríaco de Literatura Europea, en julio pasado, se ha cumplido al rechazar el Premio Nacional de Narrativa que le concedió ayer Cultura por su obra "Los enamoramientos".

El escritor aseguró ayer que no puede aceptar el galardón debido a su "deseo de ser consecuente" con sus propias ideas y decisiones.

"Hubiera sido una cierta sinvergonzonería aceptar este premio", afirmó Javier Marías en un encuentro con la prensa, horas después de que se supiera que había ganado el citado galardón y de que hubiera trascendido también que lo iba a rechazar.

Marías agradece "profundamente la gentileza y la generosidad" de los miembros del jurado -cuya composición desconocía- por haber tenido esta novela "en tanta consideración", pero al ser "un galardón institucional, oficial y estatal, otorgado por el Ministerio de Cultura", no le es posible aceptarlo.

Desde hace "muchos años" Javier Marías, uno de los escritores españoles de mayor prestigio internacional y cuya obra está traducida a más de 40 lenguas, no ha aceptado "ninguna invitación de los Institutos Cervantes, ni del Ministerio de Cultura, ni siquiera de Universidades públicas o de Televisión Española".

"Durante todo ese tiempo he esquivado a las instituciones del Estado, independientemente de qué partido gobernara, y he rechazado toda remuneración que procediera del erario público".

También había dicho en varias ocasiones que "no podría aceptar premio oficial alguno", en el caso de que se lo concedieran, y eso es lo que hizo ayer: rechazar uno de los galardones más codiciados por cualquier novelista y que está dotado con 20.000 euros.

Marías ganó el Nacional de Traducción en 1979, "en la época del presidente Adolfo Suárez, nada menos", y mereció también el Premio de la Comunidad de Madrid en 1998, que sí aceptó.

Su decisión de rechazar los premios oficiales y las invitaciones institucionales la fue madurando "poco a poco" a partir de 1995, cuando lo invitaron a un Salón del Libro en París.