Es posible dejar de fumar "sin esfuerzo, de una manera lúdica, agradable, optimista y con humor", asegura Ricardo Artola, exfumador y autor de 'Y un día dejé de fumar', un libro que podría catalogarse de autoayuda que acaba de publicar La Esfera de los Libros, donde no se dan lecciones, sino consejos, la mayoría conocidos pero explicados sin tratar de ser categórico.
"Me llamo Ricardo, tengo cincuenta años y soy adicto al tabaco. A pesar de ser adicto, he dejado de fumar recientemente. Y lo he conseguido sin esfuerzo", así empieza un libro que, señala a Europa Press, "está escrito desde el fumador" aunque, recuerda, con la ayuda de un médico y un psicólogo que han intervenido en "pequeños detalles".
El pasado 15 de febrero dejó de fumar -hasta un cartón a la semana-, un hábito al que estaba acostumbrado desde hace más de 32 años; una vez superados los ocho meses sin probarlo se muestra "indignado" por haber pensado durante tantos años que dejar el tabaco era una "muralla insalvable", cuando la realidad es que no ha "sufrido" y le ha resultado sencillo.
Por su pasado, y porque aún se considera un fumador y "nadie sabe más del vicio de fumar que un fumador", afirma que no es un "converso", de ahí que no trate de convencer a nadie y solo pretenda dar su testimonio y contar cómo él lo ha conseguido. "El libro tiene sentido del humor, algo que no suelen tener los libros de autoayuda; no hablo de los efectos nocivos del tabaco porque cualquiera que quiera saberlo tiene la información al alcance, además es contraproducente porque eso al fumador no le causa ningún efecto", advierte. Por eso, asegura, "hay que dejarlo de una manera lúdica, agradable, optimista y con humor".
Ha dejado de fumar por lo que alguna persona podría considerar una anécdota pero que el "llevaba años con ello en la cabeza". Un encuentro fortuito en unas vacaciones hace 15 años le llevaron a ponerse un límite para fumar, los 50 años, después de esa fecha, concretamente desde el día siguiente no ha vuelto a fumar.
"Hace 15 años fui de vacaciones a Grecia, unos de los sitios en los que estuvimos descansando fue la isla de Samos, allí en el hotel que nos alojamos el recepcionista, un señor de 60 años con pinta saludable y estupenda, de un modo cordial, me dijo que hasta los 50 se podía fumar; y la verdad es que tenia una pinta estupenda", explica el autor.
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