España cerrará sus Embajadas en Yemen y Zimbabue para ahorrar costes y ante la posibilidad de que funcionarios de nuestro país puedan defender los intereses nacionales desde las representaciones de la UE en estos dos países, han informado a Europa Press fuentes diplomáticas.
La decisión la ha sopesado durante meses el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, quien, tras estudiar los pros y los contras se ha inclinado por cerrar las legaciones en Saná y Harare.
El ministro, inmerso en un proceso de reorganización del servicio exterior español, ve necesario reforzar la presencia de España en aquellas áreas que están registrando un mayor crecimiento económico, pues es ahí donde las empresas pueden hacer negocios y contribuir así a crear empleo en nuestro país, uno de los objetivos que García-Margallo se fijó nada más asumir el cargo. Pero en el actual contexto de recortes en el gasto -el Ministerio de Exteriores se ha llevado el mayor tijeretazo en los Presupuestos Generales del Estado para 2012- no es posible reforzar presencia en unas zonas sin irse de otras.
Tanto en Yemen como en Zimbabue el cierre de las Embajadas se suplirá con la presencia de una delegación de la UE en esos dos países, donde nuestro país destinará funcionarios para que, desde la oficina europea, puedan defender también los intereses españoles.
La legación en Saná es relativamente nueva, pues se inauguró en abril de 2006. La colonia española en Yemen se limita a 73 personas y no hay ninguna empresa nacional establecida allí. Este país de la Península Arábiga, inmerso en un proceso de transición tras la oleada de revueltas que vivió en 2011, tampoco entra dentro de las prioridades de la cooperación española.
En el caso de Zimbabue, el primer embajador de España fue nombrado en 1981. La colonia española apenas ronda las 80 personas, mientras que las exportaciones a este país no superaban los cuatro millones de euros en los últimos años.
Al igual que Yemen, tampoco es un país prioritario para la cooperación española que, en los próximos años, fijará su atención en el norte de Africa, los países del Africa Occidental, América Latina y Caribe.
Junto a estas Embajadas, se cerrarán tres Consulados pequeños cuya labor asumirán oficinas similares cercanas. Es el caso del Consulado en Larache, ciudad portuaria marroquí que permaneció bajo dominio español entre 1610 y 1689 y, de nuevo, entre 1911 y 1956. España tiene en Marruecos otros seis Consulados, dos de ellos en Tánger y Tetuán, a 85 y 105 kilómetros de Larache, respectivamente.
También desaparecerán dos oficinas consulares en Portugal, donde España reducirá de cuatro a dos su número de consulados. Se cierra el de Valenca do Minho, en la frontera con la provincia de Pontevedra, y el de Vila Real de Santo Antonio, en el límite con Huelva. Tras los cambios, los únicos Consulados de España en Portugal estarán en Lisboa y Oporto.
Desde el departamento que dirige García-Margallo se asume que el cierre de estos Consulados no gustará nada a los españoles que solían recurrir a sus servicios, si bien se destaca que el público que se verá afectado es minoritario y que, con la actual mejora de las infraestructuras, tiene mayores facilidades para trasladarse al consulado más cercano.
Aunque el objetivo de estos cierres es ahorrar costes -se dejará de pagar el alquiler y mantenimiento de las oficinas y las nóminas del personal contratado local- a corto plazo costará dinero pues habrá que indemnizar a los despedidos (conserjes, jardineros, vigilantes...).
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