El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró ayer que ni su partido ni su Ejecutivo tienen nada de qué "avergonzarse" ante las medidas de ajuste que está adoptando ante la crisis, porque trabaja "en beneficio de los que nos aplauden, de los que se callan e incluso de los que protestan".
Rajoy intervino ayer en la clausura del Congreso del PP andaluz que estaba prevista en principio para hoy, cuando se esperaba la concentración de centenares de personas protestando a las puertas del Palacio de Congresos de Granada, un adelanto que el partido ha achacado a que "no es momento de fiestas y celebraciones".
"No tenéis nada de qué avergonzaros y nosotros en el Gobierno no tenemos nada de qué avergonzarnos. Podéis salir de aquí con la cabeza muy alta y con el orgullo de que no estáis defendiendo los intereses particulares de nadie. Estamos trabajando en beneficio de todos, de los españoles de hoy y del mañana, y en beneficio de los que nos aplauden, de los que se callan e incluso de los que protestan", subrayóel presidente del Gobierno.
Rajoy señaló que su Gobierno tiene por delante "una tarea gigantesca" pero advirtió de que se tiene que tener la "firme convicción" de que hace lo que debe hacer, ya que la fuerza del partido y del Gobierno "brota" de la convicción de que se hace aunque no le guste.
"Es la convicción de que estamos cumpliendo con nuestro deber, de que estamos haciendo lo que es preciso hacer y de que éste es el único camino que conduce a la recuperación, al crecimiento y al empleo", exclamó Rajoy, quien recordó que hay más de cinco millones de parados en España, muchos jóvenes sin trabajar, y muchos que pasan "dificultades, desánimos, dudas y viven con estrecheces".
Subrayó que cuando el Gobierno dice que hace lo que tiene que hacer es que está "pensando en ellos", y que por eso adopta decisiones que él sabe "que no son agradables, porque no lo son, no son populares porque no lo son, y desde luego nada fáciles de tomar, son muy difíciles de tomar".
En su opinión, no es agradable para su Gobierno ni subir los impuestos ni reducir los sueldos a los funcionarios "pero pese a ser medidas impopulares, es nuestro deber", por lo que el jefe del Gobierno admitió que comprende "las frustraciones y el mal humor que provocan los sacrificios" que se le está pidiendo a los ciudadanos
"Pero si no tomáramos estas medidas las cosas estarían mucho peor", recalcó el presidente del Gobierno, quien recordó que el PP nunca prometió "ni milagros ni brotes verdes", y aunque sabían al entrar en el Gobierno que la situación era difícil su Gobierno se dio cuenta "que era mucho mas difícil".
Abogó por seguir transitando para "salir del pozo" y añadió que "resolver sin poner remedios, sacrificios y reformas es absurdo, es una pura ingenuidad", porque nadie va a regalar "nada" y lo que se quiera alcanzar "saldrá" del esfuerzo de los españoles y de que el Gobierno "sabe lo que hay que hacer".
Mariano Rajoy recordó que durante mucho tiempo se le dijo a los españoles "no lo que les podía ayudar a salir de la crisis, sino lo que era cómodo y agradable de decir y oír", pero sin embargo "disfrazar la realidad y retrasar las reformas solo ha servido para que las tareas se amontonen y que la factura sea más alta".
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