La aceptación de un órgano de gobierno transitorio que conduzca a Siria a una nueva fase política basada en elecciones libres es imprescindible para detener el conflicto en este país y evitar que se propague en la región, acordaron ayer un grupo de potencias, entre ellas Estados Unidos y Rusia.
Ese paso fundamental, opinó el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, debería concretarse en un plazo máximo de un año.
Esta fue la principal conclusión de la primera reunión en Ginebra del Grupo de Acción para Siria, que además de EEUU y Rusia integran Francia, Reino Unido y China (miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU), así como Turquía, Irak, Catar y Kuwait, en representación de la región árabe.
El entendimiento fue plasmado en una declaración leída por Annan, cuyo contenido refleja una victoria diplomática de Moscú y Pekín, que consiguieron que en la versión final no se vetara al actual régimen de Bachar Al Asad de participar en el nuevo órgano de gobierno propuesto.
Esta posibilidad era rechazada frontalmente por Estados Unidos y otros países occidentales, que tuvieron que ceder para que la "cumbre" de hoy no terminase en fracaso y diera al traste con las esperanzas de revertir la situación de violencia extrema en Siria.
El texto adoptado no excluye a los miembros del actual régimen, aunque Annan dijo que serán los sirios los que deberán decidir sobre sus futuros dirigentes y, en ese sentido, dudó que optaran por personas que puedan tener "las manos manchadas de sangre", como se lo planteó un periodista en una rueda de prensa que ofreció al terminar la reunión del Grupo de Acción.
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