Mingote. A sus 93 años continuaba dibujando viñetas - Archivo

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Para Antonio Mingote, el hombre que hizo del humor la lupa del siglo XX y que la sonrisa sustituyera a los dardos agrios que encierran las noticias, su trabajo era "razonar más allá de lo razonable" y tener "claridad de juicio". Ideas que hablan de la bonhomía de este jocoso intérprete de la vida.

Una vida plena a la que ayer dijo adiós el humorista y humanista, que falleció a los 93 años de edad, pero sin faltar a su cita diaria con los lectores del diario "ABC", donde trabajó 59 años hasta ayer, que volvió a estar presente con un viñeta en la que se ve a una mujer en la cama, junto a su amante, y que queda sorprendida por el regreso inesperado de su marido.

Pobres, marquesas, burguesas, aristócratas, náufragos, toreros, políticos, "zascandiles", "pudibundos", "zangolotinos", "mojigatos", "alindongados", "currucatos", "chisgarabises", "zascandiles", "fifiriches" o "mojigatos", como él mismo les denominaba y acuñaba, eran protagonistas de sus viñetas.

Todos eran material o arcilla que utilizaba el ilustrador para tomar el pulso a la vida, a través de las viñetas que siempre han sido un espejo en el que se reflejaba la sociedad española.

De ahí, como escribe Forges, que sus dibujos fueran "esenciales para entender el devenir reciente de España".

Dibujante, escritor, académico de la Lengua y hasta marqués de Daroca, título que le concedió el rey, Antonio Mingote, que nació en Sitges en 1919, tenía interés por todo y por todos, y comenzó dibujando de forma autodidacta. Vio su primera ilustración en el suplemento infantil del semanario Blanco y Negro, con tan solo 13 años.

Pasó por la Academia de Transformación de Infantería de Guadalajara; estudió algunos años en la Universidad de Filosofía y Letras, pero fue en Madrid cuando se inició su verdadera carrera con el lápiz, elemento al que unió su talento, y el ojo y el oído en permanente apertura par captar todo lo que aconteciese. Luego lo deformaba y aumentaba, como Valle Inclán y sus esperpentos, para poder verlo así mucho más claro. Comenzó su carrera en 1946 en la revista "La Codorniz".