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La eurozona ha salvado una vez más a Grecia de una suspensión de pagos inmediata al dar finalmente ayer luz verde a un segundo rescate de 130.000 millones de euros hasta 2014, pero a cambio Atenas tiene que ceder parte de su soberanía y aceptar una supervisión permanente sobre el terreno de la troika.

Tras más de trece horas de intensas negociaciones a diecisiete y entre el Gobierno de Lukás Papadimos y miembros del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) -que representa a los acreedores privados- la eurozona ha dado el esperado "sí" a Atenas. "Ha sido una noche larga pero salimos con la satisfacción de un acuerdo.
Es un buen programa y evidentemente ahora la cuestión es que Grecia haga las reformas y se ponga a crecer", afirmó el ministro español de Economía y Competitividad, Luis de Guindos. Pero la eurozona solo ha dado luz verde al rescate tras lograr que la sostenibilidad de la deuda helena estuviera garantizada hasta 2020 y conseguir que la banca asumiera unas pérdidas mayores de lo inicialmente previsto sobre sus bonos griegos en el próximo canje. La banca ha aceptado una quita del 53,5 por ciento del valor nominal de los bonos griegos, frente al 50 por ciento inicialmente previsto.

El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, dijo en rueda de prensa que espera un "muy alto nivel de participación" de la banca en el canje, que establece un cupón del 2 por ciento hasta 2014, del 3 por ciento de 2015 a 2020 y del 4,3 por ciento después. La mayor participación de los acreedores privados contribuirá a rebajar la deuda griega del 160 por ciento del PIB al 120,5 por ciento en 2020, cinco décimas por encima de lo que estaba previsto.

La troika -la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo- determinaron en su informe sobre la sostenibilidad de la deuda que Grecia solo podía reducir su deuda al 129 por ciento si no se tomaban medidas para evitar el desvío.

Para lograr el objetivo de reducción de la deuda, la eurozona también reducirá de manera retroactiva los intereses que cobra a Grecia por préstamos bilaterales desde 2010. El margen se situará en 150 puntos básicos frente a los 200 que había para los primeros tres años y los 300 posteriores, lo que permitirá rebajar la deuda helena en 2,8 puntos básicos y bajar las necesidades financieras en 1.400 millones de euros.

Mientras, el beneficio que saque el Banco Central Europeo de la venta o el canje de bonos griegos será entregado a los bancos nacionales y el beneficio que registren los bancos nacionales será destinado a los países de la eurozona. Pero los gobiernos de los Estados miembros cuyos bancos nacionales tienen actualmente bonos griegos en sus carteras de inversiones, se han comprometido a pasar a Grecia cualquier futuro beneficio que saquen éstos hasta 2020, lo que reducirá el nivel de la deuda helena en 1,8 puntos básicos (1.800 millones de euros). Todas estas medidas permiten mantener en 130.000 millones de euros el segundo rescate.

La aprobación del rescate supondrá, no obstante, que Atenas tenga que aceptar un control reforzado sobre el terreno y crear una cuenta bloqueada para dar prioridad al pago de la deuda.

En este sentido, Grecia ingresará un monto correspondiente al pago de la deuda de los próximos trimestres en una cuenta especial de su banco agente y bajo supervisión de la "troika".

En concreto, la Comisión Europea reforzará el grupo de trabajo para Grecia, en particular mediante una "presencia mejorada y permanente sobre el terreno", con el fin de mejorar su capacidad a la hora de prestar y coordinar la asistencia técnica.