37 kilómetros por década en el hemisferio norte y 17 km/década en el sur es el desplazamiento medio con el que el cambio climático traslada a latitudes más altas los regímenes térmicos, según ha medido, por primera vez, un grupo de científicos internacionales.
Así se apunta en un artículo publicado en la revista "Science" que analiza de forma global la velocidad del cambio climático y establece el avance de los regímenes térmicos en una velocidad media de 27 km/década.
El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte, que ha participado en el estudio junto con otros científicos internacionales, ha explicado que el análisis fija a su vez la velocidad de "las variaciones en la distribución de especies" debidas al cambio climático.
Duarte ha explicado a EFEverde que "conocer la velocidad del cambio climático y no la tasa de aumento de la temperatura es lo relevante para predecir los cambios en la biodiversidad", lo que constituye, en opinión del experto, la conclusión más relevante del estudio.
Entre los cambios hallados, los científicos han cronometrado la precocidad de la primavera, cuya "señal térmica" se adelanta entre uno y dos días cada diez años.
Al igual que en el hemisferio Norte el cambio climático desplaza los regímenes climáticos y sus especies hacia latitudes más septentrionales, en el hemisferio meridional ocurre el mismo fenómeno, alejándolos del Ecuador hacia el Polo Sur, pero a una velocidad menor, de 17 kilómetros por década.
Tras el desplazamiento de los regímenes climáticos ya existentes hacia el norte y sur, Duarte apunta que están apareciendo otros nuevos, más calurosos, en el paralelo 0, donde no se sabe si "los organismos pueden tolerarlos".
Según se ha analizado en el periodo de estudio, de 50 años, los ecosistemas terrestres se han calentado el triple que los marinos, obligando a las especies a alterar su ciclo reproductivo o a desplazarse para sobrevivir.
"Cuando la velocidad del cambio climático supera la velocidad de dispersión de los organismos, o cuando existen barreras que impidan esa dispersión, las especies sólo pueden adaptarse o extinguirse", explica Duarte en un comunicado.
El articulo equipara la gravedad del impacto del calentamiento global sobre la biodiversidad marina y terrestre en latitudes similares.
La falta de continuidad de los océanos impide que las especies puedan migrar hacia el norte, como es el caso del Mediterráneo, cerrado por la placa euroasiática, explica la investigadora del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, Johanna Holding.
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