Vuelve la 'alerta roja' a las cifras del paro. El número de desempleados roza de nuevo los cinco millones, después de un incremento de 144.700 personas en el tercer trimestre del año. Andalucía sufrió la subida más acusada, seguida de Cataluña y Madrid. Valeriano Gómez, ministro de Trabajo e Inmigración, reconoce que el dato es "malo, sin ningún tipo de ambages", admite que un aumento tan intenso no es normal en los meses estivales y lo achaca a los recortes en las administraciones públicas, en especial las comunidades autómo,as y los ayuntamientos.
Con un incremento de 144.700 ciudadanos, al término de septiembre, en España había 4.978.300 personas inscritas en el registro del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el antiguo INEM. La cifra es un 8,8 por ciento superior a la del mismo mes del año pasado, cuando había 403.600 parados menos. Así, al cierre del tercer trimestre, la tasa de paro es del 21,52 por ciento, seis décimas por encima del dato del segundo trimestre (20,89 por ciento).
Éste es el peor dato de la historia reciente española desde el cuarto trimestre de 1996, cuando la tasa de desempleo se situó en el 21,60 por ciento. También son las segundas peores cifras en el lapso de julio a septiembre desde que estalló la crisis. El 'oro' en este caso se lo llevó el tercer trimestre de 2008, cuando 217.200 personas se sumaron a los desempleados de entonces.
Además, en el tercer trimestre de este año se destruyeron 146.800 empleos, un 0,8 por ciento en comparación con el segundo. Así, el número de ocupados se situó en 18.156.300 personas. El descenso del empleo afectó más a las mujeres (114.000 empleos menos) que a los hombres (32.800 menos). También incidió más sobre los españoles, que perdieron 84.600 empleos (-0,5 por ciento), que a los extranjeros (-62.200 puestos de trabajo, lo que supone un -2,5 por ciento).
Por sectores, el aumento más acusado lo sufrió el colectivo que busca su primer empleo (+48.000 personas, que supone un +11,7 por ciento), seguido del sector servicios (+45.900 parados, +3,2 por ciento), y de los parados de larga duración (+40.700 personas, +1,9 por ciento). También la construcción experimentó aumentos, con 26.000 desempleados más (+6 por ciento), y la agricultura, con 7.400 parados más (+3 por ciento).
Aunque la industria se erigió como el único sector que logró reducir su tasa de desempleo, en 23.400 parados (-9,7 por ciento), no se salvó de la destrucción de puestos de trabajo, que afectó a todos los campos. El peor parado fue el de la construcción, que perdió 59.500 puestos (-4,1 por ciento), seguido de los servicios, en el que se destruyeron 52.300 empleos (-0,39 por ciento).
El número de asalariados se redujo en 113.100 (-0,7 por ciento), todos ellos con contrato indefinido (-160.600). Los temporales subieron en 47.600. Además, se crearon 42.700 empleos a tiempo completo (+0,3 por ciento) y se destruyeron 189.500 a tiempo parcial (-7,3 por ciento en comparación con el trimestre anterior). Los trabajadores por cuenta propia bajaron en el tercer trimestre en 33.200 personas (-1,1 por ciento), lo que situó a este colectivo en 2.969.000 personas.
Estas circunstancias hicieron que los hogares con todos sus miembros en paro aumentaran en 57.700 en el tercer trimestre, un 4,2 por ciento más respecto al trimestre anterior. Ahora hay 1.425.200 familias sin empleo. Los hogares con todos sus miembros ocupados se redujeron en 102.700 (-1,1 por ciento) y descendieron en 201.700 en un año (-2,1 por ciento). Al terminar septiembre, los hogares con todos sus miembros trabajando sumaban 9.058.300.
El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, achaca la situación a tres factores: el "mal comportamiento" de la construcción, el ajuste en las administraciones públicas y la reducción del empleo al servicio del hogar.
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