El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, se despidió ayer del Senado, subrayó la dificultades que han impedido reformar la Cámara Alta y, al final de su vida parlamentaria activa, ratificó el papel de las Cortes como centro de la vida pública en un país democrático.
"Es un buen momento histórico para reivindicar las instituciones representativas que nos hemos dado, que nos ha costado defender y que tanto sirven al país", subrayó en un debate de guante blanco con el PP en la última sesión de control al Gobierno del pleno del Senado.
Sus broncos rifirrafes con el portavoz del PP en otras sesiones han quedado en el pasado, y Pío García Escudero optó ayer por despedir a Zapatero, mostrarle su respeto y desearle suerte. "También le deseo lo mejor; tiene que entender que sólo en el terreno personal, no en el político", le respondió Zapatero con una sonrisa.
García Escudero y Zapatero repasaron la actividad del Senado en las dos últimas legislaturas y ambos hicieron votos para que la aplazada reforma de la Cámara -que aspira a convertirse en una verdadera Cámara de representación territorial- pueda ver la luz en el futuro, aunque el presidente del Gobierno no fue muy optimista.
"Deseo fervientemente que se pueda alcanzar la próxima legislatura; no es fácil", señaló recordando las singularidades del modelo autonómico español y de la elección de los senadores y la relación directa de las comunidades con el Ejecutivo.
El portavoz del PP reconoció que el clima político no era en su día el adecuado para reformar el Senado, pero fue más optimista y consideró que la experiencia de las últimas semanas han demostrado que el PP y el PSOE pueden acometer juntos una reforma de la Constitución.
Ambos criticaron el formato del debate sobre el Estado de las autonomías, que Zapatero sólo ha celebrado un año como recordó, hizo también su antecesor; "después del primero entendí muy bien al presidente Aznar, por qué sólo había hecho un debate, y me sumé a su precedente", bromeó.
García Escudero sí le reconoció el "acierto" de acudir al Senado una vez al mes para responder a las preguntas de los senadores, algo que no se hacía en el pasado.
Y respecto a la Conferencia de presidentes autonómicos, lamentó que no fuera eficaz ni regular, pero confió en que se consolide la próxima legislatura.
Zapatero también confió en que, una vez abierto el camino, este foro sea útil en el futuro, a pesar de la tendencia que existe en España a convertir las instituciones en foros de debate político.
El portavoz popular recordó los principales ejes de sus debates con Zapatero en estos ocho años, desde el Estatuto de Cataluña hasta la negociación con ETA y la crisis económica, y le aseguró que, a pesar de las lógicas discrepancias, siempre le mereció el máximo respeto, tanto por su cargo, como personalmente como contrincante político.
Ante el anuncio de Zapatero de concluir su vida parlamentaria, le deseó lo mejor en su vida personal y familiar; "y que en el futuro pueda conseguir todo aquello que se proponga, mucha suerte".
El presidente del Gobierno, según sus cifras, ha respondido a 156 preguntas de los senadores y ha intervenido cinco veces en el pleno con motivo de reformas de los estatutos de autonomía.
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