La endeble seguridad en la capital libia, la falta de abastecimientos y la ausencia de una presencia políticamente decisiva del Consejo Nacional de Transición (CNT) mantienen la incertidumbre y la zozobra en Trípoli, urgentemente necesitada de suministros exteriores por vía marítima.
La zona céntrica de la ciudad, tras seis meses de guerra y en pleno final del ramadán, muestra una aspecto desolador, con calles sembradas de puestos de control y en el centro pocos civiles, pues gran parte de la población mantiene el temor por la persistencia de los enfrentamientos, principalmente al sur de la ciudad.
Los rebeldes libios se han hecho con el control del barrio de Abu Salim, en el sur de la capital, que todavía permanecía en manos gadafistas tras una ofensiva con duros combates.
Tras una noche en la que las explosiones y los tiroteos se sucedieron al sur de la ciudad, ayer el barrio de Abu Salim presentaba un aspecto de tranquilidad.
No obstante, muy cerca, en el aeropuerto internacional, los restos destruidos de un Airbus 330 alcanzado por los cohetes "Grad" daban cuenta de la crudeza de los enfrentamientos.
Asimismo, más de 200 cadáveres, algunos en estado de descomposición, se han encontrado abandonados en un hospital de este barrio que fue abandonado durante los combates, según la cadena BBC.
La causa de la muerte de esas personas se desconoce, aunque residentes del barrio aseguraron a la BBC que algunos fueron asesinados por fuerzas leales al coronel Muamar el Gadafi.
En uno de los hoteles de la capital libia, miembros de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) gestionaban ayer la evacuación de los inmigrantes que quedaron atrapados en la ciudad para ser trasladados a Bengasi, operación que la organización informó que espera completar este fin de semana, aunque no pudo precisar el número de personas.
Mientras el Canal Libia TV, en manos rebeldes, hizo una llamada a la población de la capital para donar sangre en varios hospitales, las organizaciones de defensa de los derechos humanos indagan las denuncias de ejecuciones sumarias de gadafistas detenidos. El presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdul Yalil, ha apelado a los fieles a Gadafi para que se unan al CNT y evitar un mayor derramamiento de sangre.
"No hay más excusas para no unirse a la revolución" dijo Abdul Yalil en sus declaraciones televisadas el presidente del CNT que ayer envió una avanzadilla para comenzar a organizar el trabajo político en la capital.
El paradero del coronel Muamar al Gadafi sigue siendo fuente de rumores y especulaciones, incógnita a la que se suma el destino de sus dos hijos: Hamis, que ha cubierto el frente militar, y Saif al Islam, que asumió la cara mediática del régimen.
Sin embargo para el CNT hallar al coronel no es su principal prioridad.
"Somos la autoridad legal; Gadafi no es nuestra primera preocupación, sino controlar la seguridad del país", dijo el ministro de Justicia del CNT Mohamed Alagy en sus primeras declaraciones a la prensa a su llegada a Trípoli.
Sólo los rebeldes tienen presencia en las calles céntricas de la ciudad, donde crecen las carencias de suministros y servicios básicos como el agua, lo que acrecienta la sensación de impotencia del CNT, que trata frenéticamente de obtener los fondos desbloqueados anoche por el Consejo de Seguridad de la ONU, un total de 1.500 millones de dólares en bienes libios.
Mientras los milicianos tratan de mantener la precaria situación de seguridad en la capital, aviones británicos Tornado bombardearon anoche, el búnker de Gadafi.
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