Bandas. El cuerpo de un sicario de los "Templarios" yace muerto - Reuters

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La inseguridad en México se volvió un problema de seguridad nacional, el 50 % del territorio y de la población está fuera del control del Estado y "estamos en manos de los narcos", dijo ayer el experto Jorge Carrillo Olea.

En entrevista con Efe, el fundador del principal centro de inteligencia de México aseguró que "el Estado ha perdido territorialidad y, por ende, gobernabilidad (...) en más del 50" por ciento del país.

"El Gobierno ha sido incapaz de hacer valer a cabalidad la ley y la justicia", afirmó Carrillo, quien en estos días presenta su libro "México en riesgo; una visión personal sobre un Estado a la defensiva" (Grijalbo, Random House Mondadori, 2011).
Para el fundador del Centro de Investigaciones de Seguridad Nacional (Cisen) en 1989, el problema de la delincuencia y la inseguridad durará décadas, ya que se ha "llegado a un punto de no retorno".

Criticó que en el país se ha dejado de lado el combate al lavado de dinero y al tráfico de armas para no afectar a los grandes capitalistas mexicanos y extranjeros, principalmente de Estados Unidos.

México no ha mantenido una posición firme para frenar este tráfico y "todo se queda en discursos vacíos", aseguró Carrillo, quien ocupó altos cargos en la administración pública.
Además, ha quedado en duda la soberanía nacional, al soltar "las manos a la DEA (Agencia Antidrogas de Estados Unidos) y al FBI (Oficina Federal de Investigaciones), que actúan como señores y dueños en nuestro país, e incluso se les ha pedido ayuda en forma abierta", apuntó.

El especialista en seguridad nacional destacó que el mundo de las drogas ha logrado los mayores rendimientos a nivel internacional y naciones como México son vulnerables a los embates del narcotráfico.

Los cárteles tienen armas para enfrentar a las fuerzas de seguridad mexicanas, aunque "con enormes pérdidas para ellos", ya que reclutan a jóvenes sin adiestramiento militar; "les dan una AK 47 y la usan como si regaran el jardín", comentó.

Señaló que aunque el Ejército siga matando jóvenes reclutados por el narcotráfico, estos grupos encontrarán siempre más personas en la miseria dispuestas a percibir entre 650 y 970 dólares), que van acompañados de la sensación de poder y de la posibilidad de tener mujeres.