El Gobierno italiano trabaja en la concreción de las medidas económicas a las que se comprometió con el Banco Central Europeo (BCE) y entre esas hipótesis figuran recortes a la clase política y una reforma laboral que puede incluir una especie de "derecho a despedir".
Así lo explicó ayer el ministro de Economía, Giulio Tremonti, en una comparecencia ante las comisiones parlamentarias de Asuntos Constitucionales y Cuentas, convocadas para hoy de modo extraordinario para abordar además la inclusión en la Constitución de la exigencia de equilibrio presupuestario.
"Tenemos que intervenir con mayor incisión sobre los costes de la política. Tenemos que volver sobre el asunto, no solo sobre el coste que suponen los políticos, no solo sobre cuánto cobran, sino también sobre cuántos son. Hay un efecto de bloqueo", indicó el ministro de Economía.
En la comparecencia de ayerjueves se esperaba que Tremonti diera todos los detalles del plan con reformas que el Gobierno pretende aprobar ya la semana que viene en la forma de decreto ley para conseguir el nuevo objetivo de equilibrio presupuestario en 2013, un año antes de lo que estaba previsto, ante las últimas presiones de los mercados sobre su prima de riesgo.
Pero finalmente el ministro, quien se negó a ofrecer cifras pues el plan aún está en elaboración, se dedicó a pasar por encima de los puntos sobre los que versarán las medidas, entre ellas la ya anunciada reforma laboral que ha puesto en guardia al principal sindicato del país, CGIL, quien habla ya de la posibilidad de una huelga.
Según explicó Tremonti, el Gobierno italiano trabaja sobre la "dinamización" del mercado laboral exigida por el BCE y contempla medidas que pueden llevar a "un impulso de la contratación a nivel empresarial", pero también al "despido del personal compensado con mecanismos de seguridad social más favorables", una especie de "derecho a despedir".
El titular de Economía, quien ayer se reunió en Roma con el primer ministro, Silvio Berlusconi, y con el presidente de la República, Giorgio Napolitano, se mostró partidario de "evitar el abuso de contratos temporales" y de fusionar algunas fiestas del calendario laboral con los domingos para aumentar la productividad de los trabajadores.
Entre las pocas cifras que ofreció el ministro de Economía, quien ha corregido sus previsiones de déficit al 3,8 por ciento este año y entre el 1,5-1,7 por ciento en 2012, figura el incremento que pretenden llevar a cabo en el gravamen sobre los rendimientos financieros, del 12,5 al 20 por ciento, subida de la que quedan exentos los títulos de deuda pública.
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