El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer el comienzo del fin del la guerra en Afganistán en un discurso a la nación en el que reveló que este mismo año serán retirados 10.000 soldados y que para septiembre de 2012 habrán salido de ese país 33.000 militares.
"Este es el comienzo, no el final, de nuestro esfuerzo para acabar esta guerra", afirmó el presidente desde la sala Este de la Casa Blanca, de pie tras un podio, donde expuso los principios de lo que será la retirada de Estados Unidos de una guerra de diez años.
El próximo mes saldrán los primeros soldados y para septiembre del 2012 habrán regresado 33.000, es decir todos los refuerzos desplegados el año pasado en momentos en los que los talibanes ganaban terreno.
El resto de soldados estadounidenses regresará paulatinamente para completar la retirada en 2014, la fecha acordada en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) el pasado noviembre en Lisboa.
Cómo se desarrollará esa retirada es algo que los aliados abordarán en la próxima cumbre de la OTAN que, según Obama, se celebrará en mayo del próximo año en Chicago.
Estados Unidos comienza su repliegue cumplidos -a su juicio- los objetivos que se había trazado para esta guerra: neutralizar los avances de los talibanes, impedir que Afganistán pudiera convertirse de nuevo en un refugio para la red terrorista Al Qaeda y formar a los soldados afganos para que pudieran hacerse cargo de la seguridad de su país.
El presidente estadounidense aludió ayer también a la muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, y aseguró que los documentos encontrados en la residencia de este muestran que la red terrorista se encuentra "bajo tremenda presión".
Pero quedan por delante numerosos desafíos. Los talibanes, aunque hayan sufrido pérdidas, no están derrotados. Al Qaeda, aunque debilitada, sigue activa y preocupa la situación de Pakistán, el país donde se ocultaba Bin Laden y cuyos lazos con Estados Unidos han sufrido un fuerte deterioro a raíz de la operación de comandos en la que murió el líder terrorista.
El propio Gobierno afgano se encuentra afectado por la corrupción, es impopular entre la población y el presidente del país, Hamid Karzai, ha llegado a acusar de "invasoras" a las tropas aliadas.
"Tendremos que trabajar duramente para mantener los logros que hemos obtenido, a medida que retiramos nuestras fuerzas y efectuamos una transición responsable para traspasar la seguridad al Gobierno afgano", explicó Obama.
El mandatario lanzó también una advertencia a Pakistán, al que indicó que deberá "cumplir sus compromisos".
Obama telefoneó ayer a varios líderes internacionales para comunicarles su decisión, entre ellos el propio Karzai; el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen; el primer ministro británico, David Cameron; el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel.
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