El incendio que afecta desde el miércoles a una zona montañosa del noreste de Eivissa se está estabilizando "poco a poco" y su perímetro, de unas 1.440 hectáreas, no aumentó durante el día de ayer gracias a las labores de extinción y a las beneficiosas condiciones climatológicas.
La consellera balear de Interior en funciones, Pilar Costa, y el presidente del Consell de Eivissa, Xico Tarrès, informaron ayer por la tarde de la evolución del incendio, que comenzó en la Serra de la Morna y que es ya el más grande registrado nunca en la Isla.
Técnicos del Instituto Balear de la Naturaleza (Ibanat) realizaron ayer una primera estimación de 1.230 hectáreas de superficie quemada, en un perímetro que alcanza las 1.440 hectáreas en cuyo interior hay pequeñas zonas que no han ardido.
El área quemada en el incendio que afecta desde el miércoles a esta zona de pinar del municipio de Sant Joan de Labritja supone un 2,5 por ciento de toda la superficie de Eivissa.
Costa explicó que son "moderadamente optimistas" respecto a su desarrollo ya que, aunque sigue activo y sin controlar, está "mucho más estabilizado". "Ojalá mañana podamos decir que se ha estabilizado", añadió.
La máxima preocupación de los efectivos encargados de su control es la dispersión del fuego, con varios focos cercanos a dos localidades, Sant Joan de Labritja y Portinatx, así como las viviendas que se encuentran repartidas por el perímetro.
Según fuentes de la Aemet, las condiciones meteorológicas en el norte de Eivissa serán hoy propicias para la extinción del incendio, ya que el viento amainará y las temperaturas bajarán.
Durante el día no hubo que desalojar nuevas casas y hasta el momento se han registrado daños de diferente consideración en diez viviendas, de las cuales solo una ha quedado afectada de importancia, apuntó Tarrès.
Por tanto, el balance de desalojados por las autoridades sigue siendo de entre 220 y 250 personas de unas cien viviendas, sin tener en cuenta los turistas que han abandonado hoteles a instancia de los operadores turísticos o casas de forma voluntaria.
Alrededor de 500 personas, entre militares, bomberos, técnicos, voluntarios, policías y guardias civiles, trabajan en las labores de control del fuego, así como 20 dispositivos aéreos.
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