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La candidatura conjunta de tres neurobiólogos, el estadounidense Joseph Altman, el mexicano Arturo Álvarez-Buylla y el italiano Giacomo Rizzolatti, ganaro ayer el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 2011 por sus descubrimientos sobre la regeneración de las neuronas.El fallo del jurado, hecho público a mediodía de ayer en Oviedo, destaca del trabajo de los galardonados, el descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros adultos, un proceso conocido como neurogénesis, así como por las neuronas espejo.

El jurado, presidido por el presidente del Consejo Superior de Medicina de la Comunidad de Madrid, Enrique Moreno, incidió en que los descubrimientos de Altman, Álvarez-Buylla y Rizzolatti están "entre los hallazgos más importantes de la neurobiología", que han cambiado la forma de entender el cerebro desde los tiempos de Santiago Ramón y Cajal.

Además, estas investigaciones abren nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades neurodegenarativas, como el alzheimer y el parkinson, así como para la comprensión y posible tratamiento del autismo.

Tras conocer el fallo, el neurocientífico mexicano Arturo Álvarez-Buylla se declaró "emocionado e ilusionado" por su distinción.

"¡Qué emoción e ilusión recibir esta gran noticia y pensar en ir por la maravillosa Asturias en otoño a recibir este galardón!", señaló en una declaración el científico que vive en San Francisco, California.

"Es para mí un gran honor el que nuestro trabajo, que apenas considero empieza a desenredar los secretos de cómo se forman las nuevas células nerviosas en el cerebro adulto, haya recibido este gran reconocimiento", añadió.

Joseph Altman descubrió que las nuevas neuronas desempeñan un papel crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje.

Respecto a Giacomo Rizzolatti, destaca por haber descubierto las neuronas espejo, que se activan no sólo durante la ejecución de una acción, que proporcionan un marco adecuado para la comprensión de los mecanismos subyacentes a la empatía emocional, imitación, comunicación y comportamiento social.

Este galardón ya recayó el año pasado en otros tres neurocientíficos -los investigadores David Julius, Linda Watkins y Baruch Minke por sus trabajos en la lucha contra el dolor- porque, como expuso el paleontólogo y miembro del jurado Juan Luis Arsuaga, el conocimiento del cerebro humano está "en mantillas" y es un reto para "los próximos milenios".