Una de las estrellas que dio luz a los años dorados de Hollywood se despide. La actriz Elizabeth Taylor falleció ayer a los 79 años en Los Ángeles a causa de una insuficiencia cardiaca congestiva. La muerte no la ha convertido en leyenda del cine porque lo fue en vida con una esplendorosa carrera que comenzó cuando tenía diez años y que incluía dos Oscar. La belleza de mirada violeta y el merecido atributo que le hizo el que dicen que fue su mayor amor, el también actor, Richard Burton, al definirla como "probablemente la mejor actriz del mundo" unido a su intensa vida privada componen las luces y las sombras de las siete décadas en el mundo del cine de una estrella cuyas películas mantienen brillante.
Fue capaz de vencer un tumor cerebral, sin embargo, catorce años más tarde una insuficiencia cardiaca congestiva se ha llevado al icono del cine Elizabeth Taylor a los 79 años. Desde 2004, se le había diagnosticado esta enfermedad, por la que permanecía ingresada desde enero en el hospital Cedars Sinai de Los Ángeles. La que ha sido una de las actrices más cautivadoras del siglo XX, ha muerto en este hospital de California rodeada de sus cuatro hijos, según ha informado en un comunicado su agente, Sally Morrison Wilding.
"Mi madre era una mujer extraordinaria que vivió la vida al máximo, con gran pasión, humor y amor. Aunque su pérdida es devastadora para todos los que estábamos unidos a ella y la queríamos, siempre nos inspirará su perdurable contribución a nuestro mundo", dijo Michael Wilding, uno de los hijos de la estrella, tras conocerse la noticia mediante un comunicado.
De padres estadounidenses, Liz Taylor nació en Londres en febrero de 1932, pero residía desde muy pequeña en Estados Unidos. Con sólo diez años, la futura mujer de los ojos violetas comenzó en el mundo del cine donde debutó con 'There's One Born Every Minute', un filme de Universal donde consiguió un pequeño papel. Luego llegarían 'La cadena invisible', 'Alma rebelde' o 'Las rocas blancas de Dover', papeles para la encantadora niña que acompañó en sus aventuras al perro Lassie y que ya se iba convirtiendo en una bella jovencita.
Ya en 1949 triunfó con uno de los papeles protagonistas en la película 'Mujercitas', tras la que llegarían Un lugar en el sol', 'La senda de los elefantes' o 'Gigantes' junto al mítico James Dean. Así iría acumulando hasta setenta títulos como actriz que le valieron cinco nominaciones al Oscar y dos estatuillas.
'Una mujer marcada', donde interpretaba a una prostituta de lujo, le dio su primer Oscar en 1960. Antes ya había estado nominada tres años consecutivos por 'El árbol de la vida' (1957), 'La gata sobre el tejado de zinc' (1958) y 'De repente, el último verano' (1959).
Seis años más tarde, en 1966, le llegó su segundo premio de la Academia de Hollywood por su papel en '¿Quién teme a Virginia Woolf?', el drama dirigido por Mike Nichols. Fue la última vez que Liz Taylor se subió al escenario del teatro Kodak de Los Ángeles para recoger la dorada estatuilla, sin embargo, setenta décadas de películas avalan el reconocimiento del público a esta leyenda de Hollywood.
Entre uno y otro Oscar rodó el que para muchos es su película más emblemática, Cleopatra (1961), la superproducción dirigida por Joseph L. Mankiewicz.
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