La revolución popular desencadenada en Túnez por la muerte de un comerciante que se inmoló a lo bonzo va prendiendo en otros países de población mayoritariamente islámica. Ayer en la capital de Yemen miles de personas, convocadas por los principales partidos de la oposición yemení exigieron al presidente del país, Ali Abdalá Saleh, que no reforme la Constitución para presentarse a una nueva reelección. En Egipto, el premio Nobel de la Paz y digente de la oposición Mohamed el Baradei afirmó ayer que el cambio político en el país es inevitable, mientras, horas antes, grupos de manifestantes que participaban en una protesta pública en la ciudad de Suez, quemaron una comisaría. También hubo protestas en otras ciudades egipcias donde la cifra de muertes se eleva a siete. En Jordania, el rey Abdalá II instó al Gobierno y al Parlamento a acelerar las políticas, económicas y sociales tras el anuncio de que hoy se celebrarán nuevas manifestaciones.
En Túnez, el país donde empezó una revolución de incierto desenlace, el ministro de Exteriores, Kamel Morjani,procedente del anterior régimen, presentó ayer su dimisión "Por el interés de Tünez" y para apoyar la acción del Gobierno a fin de que la "Revolución" del país pueda colmar sus aspiraciones.
El premio Nobel de la Paz y activista opositor al gobierno Mohamed El Baradei llegó ayer a El Cairo para sumarse a las protestas políticas que en los últimos tres días se han saldado con siete muertos, decenas de heridos y centenares de detenidos.
A su llegada al aeropuerto internacional de El Cairo, El Baradei, que había seguido desde el extranjero las manifestaciones, dijo a los periodistas que el cambio en Egipto "es inevitable".
"Creo que este es un momento clave para el futuro de Egipto", afirmó el también ex director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, quien aseguró que el país se dirige "hacia un proceso de cambio pacífico".
El Baradei, que lidera un grupo opositor llamado Asamblea Nacional por el Cambio y ha sido criticado por sus continuas ausencias de Egipto, vuelve con la intención de dirigir la transición en el país en caso de que el actual presidente, Hosni Mubarak, abandone el poder.
"La gente se ha dado cuenta de que el régimen no está escuchando nada y han tenido que salir a la calle. Voy a continuar dando apoyo a la gente", añadió.
Las manifestaciones en contra del régimen de Mubarak, en el poder desde 1981, se intensificaron ayer en las ciudades de Suez e Ismailia, después de que ayer se produjeran violentos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en El Cairo.
En la localidad de Suez, ciudad situada en la entrada sur del canal del mismo nombre, grupos de manifestantes quemaron una comisaría y se enfrentaron con la policía, en unos disturbios que dejaron un saldo de al menos diez heridos.
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