Las negociaciones entre el Gobierno y los agentes sociales para reformar las pensiones y alcanzar un pacto que vaya más allá de esa reforma continuó hoy sin llegar a un acuerdo, en una jornada en la que el Ejecutivo insistió en que habrá que cotizar 41 años para jubilarse a los 65.
Las partes volvieron a reunirse ayer, tras las negociaciones del fin de semana, con la intención de cerrar un acuerdo antes de que el Congreso de los Diputados debata y vote hoy por la tarde las recomendaciones del Pacto de Toledo sobre la reforma de pensiones, pero con la intención de continuar si no es posible acabar para entonces. Aunque en un principio los sindicatos se habían fijado como límite hoy para negociar la reforma del Gobierno, cuya medida principal es retrasar dos años la edad de jubilación a los 67, ahora todas las partes apuestan por seguir hasta el próximo viernes. El Consejo de Ministros aprobará ese día el anteproyecto de ley de la reforma de las pensiones, que también prevé elevar en dos años -hasta los 37- los que se necesitarán para cobrar el cien por cien de una pensión contributiva. Según indicaron ayer a Efe fuentes cercanas a la negociación, se van a apurar los contactos para intentar llegar a un consenso antes de la votación de las recomendaciones del Pacto de Toledo. No obstante, las mismas fuentes consideran que, si no es posible, no hay por qué parar la negociación, que puede continuar hasta el Consejo de Ministros del viernes.
Esto es lo que defendió y el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, quien afirmó que "no es imprescindible" que la negociación termine hoy con la votación en el Parlamento. De acuerdo con el ministro, el "ánimo" del Gobierno es acercar las posturas distantes que todavía existen, por lo que la previsión es "intensificar" las reuniones durante esta semana.
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