Las protestas de policías de tropa por una reducción de sus beneficios salariales pusieron ayer en jaque al Gobierno de Ecuador, que decreto el estado de excepción y denunció un intento de golpe de Estado.
Al cierre de esta edición, el presidente Rafael Correa se encontraba encerrado en un hospital policial, a donde acudió por haberse lastimado una pierna en los incidentes en los que se vio envuelto tras dirigirse a los policías que tomaron uno de los mayores regimientos del país para advertirles que no cederá a las presiones.
"Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si si les da la gana, mátenme si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre, cobardemente escondidos", dijo Correa visiblemente exaltado al hablar en el Regimiento Quito.
Posteriormente, desde el interior del hospital, el presidente dijo a la Radio Pública que "es un intento de golpe de Estado de la oposición y son ciertos grupos enquistados en Fuerzas Armadas y Policía que siempre estuvieron, básicamente el grupo de Sociedad Patriótica", dijo en referencia al partido político del ex mandatario Lucio Gutiérrez.
De su lado, Gutiérrez, quien gobernó de enero de 2003 a abril de 2005, rechazó ayer en declaraciones a Efe desde Brasilia estar tras la crisis que se desató por la protesta de la tropa en rechazo a la eliminación de incentivos profesionales.
"El único responsable del caos que tenemos actualmente en el Ecuador es el Gobierno abusivo, corrupto, prepotente de Rafael Correa", dijo Gutiérrez.
El ex presidente pidió ayer disolver el Parlamento y llamar a elecciones presidenciales anticipadas como solución a la crisis, algo que el propio Correa tiene como una posibilidad.
Los policías también ocuparon la sede de la Asamblea Nacional, el Parlamento unicameral del país, e impidieron el ingreso o salida de las personas que trabajan allí, informó a Efe una fuente parlamentaria.
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