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La sequía y la peor ola de calor que Rusia ha visto en 130 años han provocado un devastador brote de incendios forestales en todo el país este verano, principalmente en las regiones occidental y central.

El instrumento del satélite Aqua de la NASA Sonda Atmosférica Infrarroja (AIRS por sus siglas en inglés) está realizando un seguimiento de la concentración y el transporte de monóxido de carbono de los incendios de Rusia. Las cifras presentadas aquí muestran la abundancia de monóxido de carbono presente en la atmósfera a una altura de 5,5 kilometros.

AIRS es sensible al monóxido de carbono en la troposfera media a una altura entre 2 y 10 kilómetros, con un pico de sensibilidad a una altura de aproximadamente 5 kilómetros. Esta región de la atmósfera terrestre es también propicia para el transporte a grandes distancias de la contaminación que se concentra a esta altitud.

El 21 de julio, la concentración de monóxido de carbono de los incendios se limitaba en gran medida a la parte europea de Rusia. Esto contrasta notablemente con los datos del 1 de agosto, cuando la concentración de monóxido de carbono era mucho más alta y la zona de los incendios había aumentado considerablemente.

La concentración de monóxido de carbono sigue creciendo. De acuerdo con estimaciones de la NASA para el 4 de agosto , la columna de humo de los incendios se extiende unos 3.000 kilómetros, de este a oeste, aproximadamente la distancia desde San Francisco a Chicago, informa el JPL (Jet Propulsion Laboratory).

El 1 de agosto, el contenido de monóxido de carbono casi había alcanzado los valores máximos observados en 2002. La tasa de crecimiento (alrededor de 0,7 megatones, o 700.000 toneladas métricas por día ) caracteriza la tasa de emisión, por lo que la tasa actual es de aproximadamente tres veces mayor que en 2002.