Football break. Merkel y Cameron miran el partido entre Alemania e Inglaterra en una pausa de la cumbre - Reuters

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El G20 puso ayer punto y final a la cumbre de Toronto, en la que se establecieron metas concretas de reducción del déficit y de la deuda, con la advertencia de que la retirada de los estímulos no ponga en peligro el crecimiento.

El comunicado final de la cumbre establece el compromiso que proponía Canadá, anfitrión de la reunión, de reducir el déficit a la mitad para el 2013, aunque sólo será vinculante para los países avanzados, dijo el primer ministro canadiense, Stephen Harper.

Como reflejo de las discusiones previas a la cumbre, el G20 indica que el camino de recorte del gasto público "debe ser a la medida de las circunstancias nacionales" de cada país y "compatible" con el crecimiento económico y las medidas de estímulo en marcha.
El comunicado del G20 también establece el compromiso de que entre el próximo año y el 2016 no crezca o incluso se reduzca el peso de la deuda en el Producto Interior Bruto (PIB) de los países.

Con estas premisas, el G20 vuelve a marcarse el objetivo de potenciar el crecimiento mundial y la creación de empleo, pero de manera distinta a cómo lo hizo en la última cumbre de Pittsburgh, cuando se hizo un llamamiento unísono a favor de lanzar planes de estímulo con dinero público.

Nueve meses después, el G20 constata que este esfuerzo "sin precedentes" ha dado resultado y la economía vuelve a crecer, aunque en el camino las finanzas públicas de algunos países, sobre todo la de los europeos, han quedado maltrechas.

Esta situación provocó un intenso debate previo a la cumbre entre los países defensores de no retirar los estímulos, como Estados Unidos y los emergentes, y los que no veían otra salida que recortar el déficit ante el peligro de que los mercados de deuda les cobraran una grave penalización.

El G20 parece haber resuelto estas diferencias aparentemente irresolubles con un documento de consenso que, si bien invita a los países a sanear sus finanzas, dice que debe hacerse "a la medida de las circunstancias de cada país" y sin poner en peligro el crecimiento.

Casi 500 detenidos
Las protestas protagonizadas el sábado en contra del G20 dejaron un total de 480 detenidos, según informó ayer la policía, quien añadió que la ciudad permanece esta mañana tranquila.

En las últimas horas, el alcalde de Toronto, David Miller, compareció en las televisiones para mostrar su descontento por la violencia registrada en las protestas, que atribuyó a la presencia de "criminales". "No son activistas, son criminales", insistió.

La situación provocó que la delegación española, incluido el presidente Rodríguez Zapatero, tuviese que pernoctar en un hotel distinto al que asignado.