Pues bien, uno de esos coches acabó en la familia de Bernardo Company, en concreto un Dodge Dart 270 Gl de 1966 que desde 1969 ha estado con ellos. Es un vehículo que a nuestro interlocutor le trae muy buenos recuerdos, porque desde muy pequeño su padre le dejaba conducirlo y asegura que con 14 años ya hacía sus pinitos al volante en lugares donde no había peligro de accidente, pues no había ningún tipo de circulación y siempre bajo la atenta mirada de su padre en el asiento de al lado. Está claro que eran otros tiempos y no proliferaban tanto las autoescuelas.
Dos plazas
Bernardo ha estado siempre metido en el mundo de la mecánica. Reconoce que los coches le vuelven loco desde muy joven, de ahí que además de tener una pequeña colección de modelos, eso sí, muy bien seleccionados, ha sido piloto de rallies y aún ahora, aunque ya pinta canas, sigue participando en rallies de regularidad. Su pequeña colección en la actualidad es de tres coches, suficientes para matar el gusanillo. Además de todo, tienen mucha historia detrás en muchos casos, como el que nos ocupa, que posee un valor sentimental, ya que su padre lo condujo durante muchos años y ahora es él quien puede utilizarlo para dar largos paseos con su mujer.
La verdad es que el coche tuvo una historia corta en nuestro país, ya que se trataba de un modelo cuyo coste era de 300.000 pesetas de la época y por tanto eran muy pocos los que se podían permitir el lujo de tener un automóvil como éste. Desde su lanzamiento los objetivos iniciales de venta que se propuso la marca quedaron muy por debajo de las previsiones, lo que derivó en problemas financieros para la compañía española, que terminó con importantes pérdidas económicas en su balance de 1967, teniendo que echar mano de su socio estadounidense, Chrysler, para poder seguir adelante con el negocio. A partir de ahí los americanos pasaron a controlar la empresa y la fabricación del Dodge. En 1969, Mario Gamarra, responsable del diseño y autor de casi todas las cabinas de camiones fabricados por Barreiros, sugirió fabricar un automóvil nuevo, sin apenas efectuar inversión y contando con los elementos existentes. La estrategia dio en parte sus frutos, pues entre 1969 y 1970 se le dio salida al stock de los elementos importados entre los años 1965 y 1966. Poco a poco los emblemas de Barreiros fueron desapareciendo de los vehículos y en 1971 se dejó de fabricar.
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