Además, su estética sobria y moderna hace que transmita elegancia por allí donde pase, con lo que la gente se gira a su paso. Este modelo se puso por primera vez a la venta en el año 2001, con una primera versión que tenía una estética más enlazada con un todoterreno que con un vehículo lujoso.
Al salir esta segunda versión, en 2014, todo esto cambió radicalmente, ya que el modelo actual es mucho más elegante y da pena meterlo por caminos sin asfaltar y que se pueda dañar.
La parte delantera se caracteriza por ser prácticamente idéntica a la del XC60, aunque al ser más grande eso le confiere una imagen más imponente y resalta su sobriedad y elegancia. Los faros delanteros con una línea horizontal de leds en la mitad le da un toque muy interesante.
La parte posterior de este modelo cuenta con los típicos faros de la marca sueca situados en vertical que suben por todo el montante del vehículo, que no le quedan nada mal para ser un modelo de estas características.
En cuanto al motor, el que hemos probado es el D5, un propulsor diésel de dos litros y cuatro cilindros que incorpora un doble turbo y una potencia máxima de 235 CV.
El par máximo es interesante, ya que se sitúa en 480 Nm. Todo ello hace que tenga una aceleración realmente imponente, tratándose de un vehículo de grandes dimensiones y peso. Hay que tener en cuenta que mide prácticamente 5 metros de longitud.
La velocidad máxima del modelo llega a los 220 Km/h y alcanza 100 Km/h desde parado en 7,8 segundos, unas cifras interesantes y más que suficientes para un modelo de este tipo. Cuenta con un cambio automático de 8 velocidades que tiene una respuesta prácticamente inmediata al acelerador sin necesidad de tener modos de conducción diferentes o levas en el volante.
Se puede conducir de forma manual, aunque es más cómodo y práctico conducirlo de forma automática.
El comportamiento de este vehículo en carretera es bastante neutro, con una amortiguación neumática regulable que funciona a las mil maravillas, ya que permite trazar las curvas cerradas sin tener la sensación de que está subvirando o sobrevirando en exceso, y todo ello con una comodidad máxima para sus ocupantes, todo un lujo.
Y hablando de lujo, el interior del XC90 se caracteriza por tener un interior lleno de materiales nobles; comenzando por la tapicería de piel en los siete asientos y con una ausencia total de plásticos en todo el habitáculo.
El marcador es totalmente digital y personalizable, con diferentes configuraciones de lo más interesantes para darle una apariencia más clásica o deportiva, a gusto de cada cual.
La consola central está monopolizada por una pantalla en posición vertical al más puro estilo R-Link 2 de Renault, aunque a diferencia de ésta, la del Volvo no cuenta con tanta información al mismo tiempo y es más fácil de manejar y configurar. También es cierto que no lleva tantos parámetros, aunque son más que suficientes.
El espacio del interior es óptimo, con mucho espacio para las piernas de los ocupantes de las plazas posteriores y conespacio suficiente para los asientos escamoteables.
Con cinco asientos el maletero tiene una capacidad más que suficiente: 692 litros lo que permite albergar grandes objetos.
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