El primer automóvil Packard fue producido en 1899 y el último en 1958, de ahí que sean coches muy cotizados y muy poco conocidos por el gran público, aunque muy queridos por los coleccionistas. Uno de estos, Nicolás Nicolau, se hizo con este modelo de los años 40 hace unos diez años.
Nicolás explica que lo compró en Palma, aunque el coche con anterioridad había residido en Menorca, donde estuvo su primer propietario. Habla maravillas de este mastodonte que mide casi cinco metros y que, según cuenta, es una delicia conducirlo, ya que parece que tiene una mecánica de la actualidad. Siendo un coche codiciado por los grandes coleccionistas, en la Isla hay casi una docena de diferentes modelos de la marca. «Es un coche que todo amante de estos clásicos quiere tener en su colección», asegura. Desde el principio, Packard introdujo una serie de innovaciones en sus diseños, incluyendo un moderno volante de dirección, y, años más tarde, el primer motor de producción de doce cilindros. Todos los Packard tenían motores monocilíndricos hasta 1903.
«A pesar de lo grande que es el coche y de lo difícil que parece conducirlo –afirma Nicolau– es un coche de grandes prestaciones y muy fácil de conducir; a mí personalmente me gusta mucho más que otros que tengo, y además hay que decir que su mecánica es excepcional y ha pasado con nota el paso de los años. A simple vista parece un coche muy robusto y la primera impresión es que no es fácil de conducir, pero todo lo contrario, a pesar de sus tremendas dimensiones es un placer una vez que coges la carretera. Está claro que no es un coche para circular por ciudad, ya que nuestras ciudades y pueblos son muy diferentes a las localidades americanas de los primeros años del siglo veinte, pero por todo lo demás es un gran coche», concluye su propietario.
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Parece un Packard 110 De Luxe Coupé, modelo de 1941. Precioso y muy escaso no ya en Mallorca, sino en España. Era un vehículo para gente muy pudiente, algunos incluso llevaban un armarito lateral o trasero, empotrado en la carrocería, especial para llevar palos de golf. Todo un “haiga”.