Además, la marca francesa ha introducido la nueva familia de motores tricilíndricos PureTech, que destacan por su eficiencia y prestaciones, hecho que les ha ayudado a conseguir el premio de Motor del Año.
Al ya de por sí moderno diseño del 208, en el cual destacan unos faros anteriores y posteriores con iluminación LED, con una línea redondeada, se le unen toda una serie de elementos deportivos que favorecen esta estética tan exclusiva.
Entre estos elementos destacan la calandra equalizer con marcado 3D en color rojo, carcasas de los retrovisores de color negro Perla Negra, contornos de las lunas laterales cromados, unas espectaculares lantas de aluminio de 17” Caesium diamantadas específicas, la salida de escape cromada o los logos GT Line en la calandra, aletas delanteras y portón trasero.
MOTOR
El propulsor que hemos probado, el 1.2 de gasolina Puretech turboalimentado, cuenta con una potencia máxima de 110 CV de potencia. Se trata de un motor de tres cilindros, downsizing, que tiene unas prestaciones de lo más sorprendentes gracias, en gran parte a la sobrealimentación del motor.
Los 9'6 segundos que tarda para pasar de 0 a 100 Km/h son más que suficientes para un vehículo de estas características, aunque lo que más sorprende en positivo del modelo es la manera como entrega la potencia, que lo hace de forma lineal y continua hasta las 6.000 vueltas, todo esto con un cambio de sólo 5 relaciones, lo cual tiene mucho más mérito.
La recuperación es otro de los apartados en los que destaca el motor, ya que no se necesita bajar en exceso las relaciones para que el vehículo recupere vueltas, tarda relativamente poco para volver a subirlas.
El comportamiento del 208 en carretera es bastante neutro, aunque quizá le hace falta más estabilidad cuando se le fuerza un poco. Este hecho no le resta excesiva eficacia, ya que gracias a todos los elementos de ayuda a la conducción de que dispone es fácil que siga la trazada marcada.
INTERIOR
En el interior ocupa sin duda un lugar preferente el puesto de conducción, no sólo por el hecho de ser donde se sienta el conductor, sino que la marca francesa ha apostado por el i-Cockpit, que está compuesto por un volante de pequeñas dimensiones, un cuadro de instrumentos en la parte superior (Head-Up) y una gran pantalla táctil de 7”. Se trata de un puesto de conducción muy cómodo y práctico, aunque la visión del cuadro de instrumentos no es la ideal, si bien sí que se ve bien.
Los elementos semideportivos también se encuentran disponibles en el interior, con ribetes rojos en las puertas y en los asientos, que también recogen perfectamente el cuerpo.
Las calidades también son de lo más adecuadas, sin descuidar en absoluto los detalles, con ausencia de los molestos plásticos y sus ruidos.
El equipamiento, por su parte, es de lo más completo para su categoría.
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