María Antonia Bosch, junto a su vehículo Nash de 1928, un americano con clase.

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María Antonia Bosch y su marido, Bartolomé Bosch, son los flamantes propietarios de este Nash de 1928 que compraron hace once años y que Bartolomé ha restaurado gracias a su profesión de mecánico. Es un coche americano construido por Nash, una marca poco conocida en la actualidad, ya que hace 40 años dejó de fabricar coches.

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La historia de la marca es tan breve como agitada. Charles W. Nash, que había sido presidente de la General Motors, decidió dedicarse a la fabricación de automóviles por su cuenta y en 1918 absorbió a su competidor Jeffrey. Nash construyó durante un largo período vehículos de estilo calesa cuyas carrocerías, muy tradicionales, contrastaban notablemente con las soluciones vanguardistas que adoptaba la marca. El equipamiento de estos coches era excepcional. Fueron los primeros en ser dotados de un aparato para la lectura del nivel del combustible, también iban equipados con parachoques, dos ruedas de recambio, faro orientable y termómetro situado en el tapón del radiador. En cuanto al motor, también incorporó el filtro de aire, de aceite y una válvula termostática en el circuito de refrigeración.

Este vehículo en concreto tiene un cubicaje de 3500 cc. Sus propietarios lo utilizan para salir a pasear y se han convertido en unos amantes de los rallies de coches clásicos, por lo que aprovechan estos acontecimientos para pasar unos días de vacaciones.