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La Unión Europea no tiene tiempo que perder, y de ganar tiempo y fuerza va la cumbre del Consejo Europeo de este jueves, convocada de urgencia por Antonio Costa ante las últimas dinámicas con Ucrania y Estados Unidos. Habrá dos claves: el refuerzo del apoyo a Kiev, ya casi en solitario por parte europea, y los primeros pasos para que el bloque «se haga cargo de su propia seguridad». En el cónclave en Bruselas, además de los jefes de Estado y de Gobierno de los 27, estarán el propio Volodimir Zelenski y también el primer ministro británico, Keir Starmer. La UE ya no es solo la UE, sino que abarca todo el continente en el respaldo al país invadido.

La UE ha cerrado filas en las últimas semanas con Ucrania. Incluso aunque eso suponga desmarcarse de Estados Unidos. Volodimir Zelenski, por su parte, quiere suavizar el tono y este miércoles desde Alemania defendió trabajar con Trump. "Todos queremos un futuro seguro para nuestro pueblo. No un alto el fuego temporal, sino el fin de la guerra de una vez por todas. Con nuestros esfuerzos coordinados y el liderazgo de Estados Unidos, esto es totalmente alcanzable", dijo, rechazando una tregua que si bien se la ha propuesto a Rusia, no es la prioridad de Kiev. Ucrania quiere el fin del conflicto, repiten, pero mientras llega la UE podría salir del Consejo Europeo con decisiones como un paquete de ayuda militar urgente para Ucrania.

Todavía no se hacen cálculos en Bruselas del verdadero shock que supondría que Washington dejase su ayuda a Ucrania en cero, pero todos asumen que la UE no podría compensar ese déficit. No obstante, en lo que sí puede ponerse de acuerdo el bloque es en un paquete multimillonario para Kiev; las cifras que se manejan oscilan entre los 6.000 millones y hasta los 20.000, en función de lo que quiera apostar cada Estado miembro. En principio, hay consenso en que del cónclave salga este pacto, algo que no ve con buenos ojos Hungría, descolgada no solo del discurso de la Unión sino también de las acciones. De hecho, Viktor Orbán ha pedido al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, que no se redacten conclusiones del encuentro.

Por otro lado, la cumbre servirá para empezar a convertir en tangible la idea de que Europa tiene que cuidar de sí misma; EEUU se va desentendiendo de esa 'protección' y por eso la Comisión Europea pondrá sobre la mesa de los líderes Rearmar Europa, la hoja de ruta para que la Unión refuerce sus capacidades militares. Ursula von der Leyen, en realidad, ha dejado la mayor parte del plan en manos de los Estados miembros, que tienen el poder de decisión: de los 800.000 millones que Bruselas aspira a movilizar, 150.000 saldrán del presupuesto comunitario y los otros 650.000 dependerán de que los países aumenten su inversión en Defensa en al menos un 1,5% de su PIB. Es decir, más del 81% del dinero será cosa de los socios comunitarios.

La hoja de ruta también pasa por 'estirar' el presupuesto comunitario, por ejemplo con la posibilidad de que los países recurran a los fondos de Cohesión para invertir en seguridad si así lo desean. Al mismo tiempo, Bruselas alienta a movilizar el capital privado acelerando la Unión de Ahorro e Inversión y también a apostar, por último, por vehicular algunas de las inversiones en Defensa a través del Banco Europeo de Inversiones. «Europa está preparada para asumir sus responsabilidades», anunció la alemana; en la UE los países que más fuerza hacen en este sentido son los Bálticos, con Polonia a la cabeza, mientras Francia asume que Europa tendrá que trabajar al mismo tiempo en su disuasión desde el punto de vista nuclear.

España llega a la reunión en la línea con las dos grandes prioridades de la misma. El Gobierno tiene claro que hay que mantener el apoyo a Kiev y además acepta el aumento de la inversión en Defensa, pese a que el país es uno de los más rezagados en este sentido dentro de la OTAN. De hecho, Pedro Sánchez aboga por inversiones comunes dentro de la UE, con nuevas herramientas, mientras descarta de momento el envío de tropas de paz a Ucrania. El Ejecutivo sigue considerando que todavía es muy pronto para abrir esa parte del debate, incluso pese a la «coalición» encabezada por el Reino Unido que ya está empezando a tomar cuerpo, tal como anunció Starmer tras la cumbre del pasado domingo en Londres.

Además, este miércoles ha enviado a la Comisión Europea su perspectiva para el libro blanco para el futuro de la Defensa europea que presentará Bruselas el 19 de marzo. Los jefes de Estado y de Gobierno deberán adoptarlo formalmente en el Consejo Europeo de junio. Ese documento, corto y conciso, España plantea que la Defensa sea un «Bien Público Europeo» y califica la guerra de Ucrania como una «amenaza existencial» para la UE y aboga por tanto por inversiones conjuntas, algo que ya ha puesto sobre la mesa el Ejecutivo comunitario.

«Estamos en la era del rearme», avisó Von der Leyen. La cumbre del Consejo Europeo de este jueves se ve como el inicio del proceso en el que los 27 se tomen esa frase al pie de la letra y Europa arranque a trabajar en su propia seguridad, que es también la de Ucrania, además con una alianza renovada con el Reino Unido, con Noruega o con Turquía; el objetivo no es solo posicionarse frente a Rusia, sino también ganar en autonomía ante Estados Unidos, que no está por la labor de mantener su 'paraguas' sobre el viejo continente.