Protesta en Israel por el regreso de los rehenes hebreos en manos de Hamás. | Reuters - Ilan Rosenberg

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El incierto escenario en Gaza se intensifica tras el reciente anuncio de Hamás, que detiene la liberación de rehenes israelíes prevista para el próximo sábado, poniendo en peligro un frágil alto el fuego y reactivando la alerta del ejército israelí aun presente en la zona. Aparentemente y según reseñan los analistas internacionales, ambas partes calculan cuidadosamente sus movimientos debido a las presiones internas. El experto internacional Avi Melamed, exmiembro de la inteligencia israelí, sugiere que «ambas partes enfrentan presiones internas y ninguna puede permitirse el lujo de abandonar el acuerdo. La única pregunta es quién parpadeará primero».

En Israel, el primer ministro Benjamin Netanyahu se enfrenta a una delicada situación política. Mantener el acuerdo de alto el fuego podría fracturar aun más su coalición de gobierno, predominantemente de derechas y ultranacionalista, y podría poner fin a su mandato. La opinión pública israelí se encuentra todavía conmocionada tras las recientes apariciones de tres rehenes liberados, lo que ha aumentado la presión sobre Netanyahu para seguir adelante con el acuerdo. Hamás acusa a la otra parte de incumplir los términos de la tregua temporal. Sin embargo, muchos en Israel creen que ha puesto en riesgo la seguridad de los ciudadanos al prolongar la situación de los rehenes de forma innecesaria o artificial.

Hamás y su estrategia de negociación

Para Hamás, los rehenes representan una moneda de cambio esencial en su lucha por la supervivencia en Gaza. La organización islamista está intentando prolongar el tiempo que puede mantener este factor de presión. No obstante, la situación es precaria: si las hostilidades se reanudan, los prisioneros palestinos que Israel podría liberar probablemente seguirán en prisión, y los civiles de Gaza volverán a quedar atrapados en el fuego cruzado. Hamás debe considerar además el contexto internacional, ya que Donald Trump ya ha avisado cómo responderá si los combates vuelven a las calles.

A pesar de que el contexto es tenso, Hamás ha señalado su intención de cumplir con el acuerdo de alto el fuego, mientras en el bando opuesto los más beligerantes tratan de romper la baraja y regresar a las hostilidades. «Tanto para Netanyahu como para Hamás, la presión continúa», recalca Melamed. «Muy pocos israelíes hoy creen que Netanyahu quiere hacer avanzar el acuerdo y un grupo abrumador cree que ha sacrificado a los rehenes en el altar de su mandato». Mientras tanto la comunidad internacional observa de cerca los acontecimientos, preocupada por la posibilidad de una escalada militar que pueda desestabilizar aun más la región de Oriente Medio. La coexistencia pacífica parece, de momento, un objetivo distante.