El magante pasó de decir que "lo tendría hecho en 24 horas" a no mencionar el conflicto durante el discurso de investidura del lunes en Washington. Lo cierto es que su equipo ya ha ido rebajando las expectativas y el propio enviado especial de Trump para Ucrania y Rusia, Keith Kellogg, ha pedido en una entrevista con Fox News que les den un plazo de 100 días para negociar la paz.
Por el momento, la primera mención de Trump como presidente a este conflicto ha sido para amenazar a Rusia con aranceles si no se llega a un acuerdo pronto. El mandatario estadounidense también apeló directamente a Putin, afirmando que poner fin a la guerra beneficiaría a Rusia, dado el estado actual de su economía. "Pon fin a esto ahora y detén esta guerra ridícula. ¡Solo va a empeorar!", advirtió. A pesar de la amenaza de aranceles contra Rusia, lo cierto es que el comercio entre ambos países se ha visto muy limitado y EEUU ya le ha aplicado desde 2022 numerosas sanciones, por lo que no sería una medida con gran trascendencia. Moscú no se ha mostrado sorprendido y lo encasilla en la retórica de Trump, asegurando que esto no impedirá que se pueda dialogar con Estados Unidos y que solo están esperando "señales" desde Washington.
En Rusia la llegada de Trump se ha visto con un optimismo comedido y el propio Putin se ha mostrado abierto a negociar, aunque no ha cambiado sus peticiones de cara a un un futuro acuerdo de paz, entre ellas quedarse con territorio ocupado, una línea roja para Kiev. Ya como presidente electo Trump se reunió con el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, para aclarar algunas declaraciones del magnate durante su campaña. Trump fue muy crítico con la estrategia de su antecesor, Joe Biden, de enviar armamento a Ucrania para intentar repeler la agresión rusa y había dejado caer que con él en el poder esto se iba a acabar.
Además, el recién nombrado secretario de estado (equivalente a ministro de Exteriores), Marco Rubio, votó en el pasado en contra del paquete de ayuda militar a Ucrania y acusó al Gobierno saliente de estar "financiando una guerra estancada". Por su parte, Mike Waltz, asesor de seguridad de Trump, reconoció en un artículo que "la era del cheque en blanco del Congreso a Ucrania había terminado".
Con todo, esta es otra de las promesas de campaña que podrían matizarse una vez llegado al poder. En uno de sus primeros actos como presidente, Trump congeló toda la ayuda exterior a programas de desarrollo. Sin embargo, la ayuda militar a Ucrania no se ha tocado y por el momento el nuevo Ejecutivo de Trump no ha hecho mención a su siguiente paso.
Las posturas de Rusia y Ucrania siguen alejadas
Marco Rubio anticipó que la política del nuevo Gobierno será buscar un acuerdo de tregua para ese conflicto. Rubio pidió a Ucrania y a Rusia que hagan "concesiones" y admitió que "no es realista" querer restaurar las fronteras anteriores a la invasión. El vicepresidente, JD Vance, ha sugerido que los rusos podrían conservar las tierras que han tomado y se establecería una zona desmilitarizada a lo largo de las actuales líneas de batalla, con la parte ucraniana fuertemente fortificada para impedir otra invasión rusa. Además, Rusia obtendría una garantía de neutralidad por parte de Ucrania.
Esta propuesta de Estados Unidos se acerca mucho a algunas de las publicadas en el acuerdo de paz propuesto por Moscú, que pide la retirada total de las fuerzas ucranianas de los oblast de Donestk, Lugansk, Zaporiya y Jersón (consideradas como parte de Rusia tras el referéndum no reconocido internacionalmente); desmilitarización de Ucrania; no ingreso en la OTAN; y reconocimiento del statu quo de Crimea como independiente y perteneciente a la Federación Rusa.
Las posiciones de ambos bandos siguen muy distanciadas, lo que complica todavía más que la promesa de Trump de acabar con el conflicto de manera rápida salga adelante pese a la predisposición de ambos a sentarse en una mesa. Algo que, por otro lado, sí es un cambio con respecto a hace un año. Zelenski ha remarcado que prioriza el fin de la guerra en términos de "calidad" por encima de cualquier plazo. "Por supuestos los plazos también son una prioridad porque de eso depende la vida de la gente, tenemos pérdidas todos los días, pero ante todo la paz debe ser fuerte y justa", ha dicho. "No importa que sean 24 horas", ha insistido Zelenski, quien ha asegurado que ha trasladado esta idea al presidente Trump siempre que han podido conversar.
Zelenski también ha reconocido que cualquier fuerza de paz en territorio ucraniano, en el marco de un hipotético acuerdo con Rusia, debería contar con la presencia de tropas estadounidenses, pues considera que ninguna de las de Europa tiene la capacidad de disuasión suficiente. El presidente ucraniano ha pedido antes de sentarse en una mesa de negociaciones con Rusia tener "garantías de seguridad" por parte de sus aliados. "El fin de la guerra debería ser una victoria de Trump, no de Putin. Putin no es nadie para él (...) Si él puede garantizarnos esta seguridad fuerte e irreversible para Ucrania, avanzaremos por el camino diplomático", sentenció.
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