El inquilino del Elíseo entre 2007 y 2012, de 69 años, y que en todo momento ha clamado su inocencia, anunció a través de sus abogados que recurrirá la pena al Supremo, lo que deja en suspenso el cumplimiento de la misma. Sarkozy, el primer expresidente francés condenado a una pena de prisión firme en otra causa, acudió al Tribunal de Apelación de París para escuchar la lectura del veredicto, pero abandonó el Palacio de Justicia sin hacer declaraciones.
Fue su abogado, Vincent Desry, quien anunció el recurso ante el Supremo, al considerar «cuestionable» el veredicto, al tiempo que reiteró que su cliente «es inocente» y que «ninguna prueba le implica» en los hechos que se le reprochan, según dijo en declaraciones a la prensa. Con esta nueva condena, Sarkozy acumula ya un año y medio de cárcel, ya que en mayo pasado el Tribunal de Apelación confirmó la pena a un año firme en un caso de tráfico de influencias, aunque ambos casos están ahora en manos del Supremo.
Además, el año próximo será juzgado por la presunta financiación de su campaña de 2007, la que le llevó al Elíseo, con dinero del régimen libio de Muamar Gadafi. En paralelo a esta última investigación, Sarkozy está procesado por haber tratado de presionar a un testigo clave. El nombre de Sarkzoy figura en otras investigaciones, como la posible corrupción en la atribución del Mundial de fútbol de 2022 a Catar.
En el caso de la financiación ilegal de la campaña de 2012, que perdió contra el socialista François Hollande, los jueces consideraron que se había creado un sistema de falsas facturas a través de una empresa llamada Bygmalion para ocultar los gastos reales y poder así superar los límites impuestos por la ley. El expresidente gastó casi 43 millones de euros, casi el doble de lo permitido, en una carrera desenfrenada por dar la vuelta a los sondeos que le daban perdedor.
Aunque en primera instancia los magistrados no encontraron relación entre Sarkozy y esa trama de falsas facturas, consideraron que no podía desconocerla y que presionó para que se multiplicaran los mítines, pese a las advertencias oficiales sobre el elevado tren de gasto de la campaña. «Fabulaciones» y «mentiras», clamó el expresidente durante el juicio en apelación que se celebró entre el 8 de noviembre y el 7 de diciembre pasados, en el que trató de desviar la responsabilidad a miembros de su campaña y de la empresa Bygmalion, a los que acusa de haberse enriquecido a su costa.
Tras conocer la sentencia, su abogado aseguró que «Sarkozy es inocente» y comparó la condena de su cliente con la absolución la semana pasada del exministro François Bayrou, aliado centrista del presidente, Emmanuel Macron, por un caso de financiación ilegal de su partido político. En esa ocasión, pese a considerar que eurodiputados del partido de Bayrou utilizaron a asistentes parlamentarios del Parlamento Europeo en funciones del partido, el tribunal consideró que él no era responsable, pese a ser el presidente del partido.
Ahora, los jueces consideran que Sarkozy sí es responsable de la trama de falsas facturas de las que se benefició, aunque no hay pruebas de que conociera su existencia. «Doble rasero», señaló el letrado Desry, que consideró que con la jurisprudencia de Bayrou el expresidente debió ser absuelto. El abogado aseguró que Sarkozy se mantiene «combativo» para demostrar su inocencia. Otras trece personas fueron condenadas en primera instancia por la financiación de la campaña de Sarkozy en 2012 a penas de hasta tres años y medio de cárcel, de los cuales otros ocho recurrieron. Entre ellos no figuraba el exdiputado Jérôme Lavrieux, que fue quien sacó a la luz ese sistema de falsas facturas en una entrevista televisiva que permitió abrir las pesquisas.
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