El Gobierno francés va a desplegar 2.000 policías y gendarmes en ciudades de la periferia de París para evitar que se reproduzcan los disturbios que hubo esta pasada noche en reacción a la muerte de un menor de 17 años por los tiros de la policía cuando intentaba darse a la fuga en su vehículo.
El ministro de Interior, Gérald Darmanin, hizo este miércoles un «llamamiento a la calma» antes de anunciar ese dispositivo de las fuerzas del orden y de asegurar que se conocerá toda la verdad sobre los hechos que están en el origen de los altercados, que calificó de «drama».
Darmanin, en una declaración ante los medios, condenó esos altercados que se desarrollaron en la ciudad de Nanterre y en otras de los alrededores de la capital francesa, y que dieron lugar a 31 detenciones. Los alborotadores incendiaron una cuarentena de vehículos, un edificio del Ayuntamiento de Mantes la Jolie e hirieron a 24 antidisturbios, según el ministro, que explicó que durante la noche estuvieron movilizados 1.200 agentes.
En el origen de este estallido está la muerte de Naël, un joven negro de 17 años con antecedentes que conducía sin carné y que, después de ser detenido por una pareja de policías, trató de escapar con el vehículo y recibió entonces un tiro mortal. Un vídeo de los hechos grabado por un testigo a distancia muestra cómo uno de los agentes, un brigadier de 38 años, apuntaba directamente al menor con su arma junto a la ventanilla del conductor mientras el otro hablaba con él en ese mismo lado.
El disparo se produjo en el momento en que el coche aceleraba, sin amenazar directamente la integridad de los policías, que fue sin embargo lo que alegaron en un primer momento el policía autor del tiro, que se encuentra detenido, y su colega.
Darmanin se refirió a «esas imágenes extremadamente chocantes» y anunció que, si se confirman los elementos que allí aparecen se va a suspender administrativamente al brigadier, en espera de lo que decida la Justicia.
«En ningún caso se justifica un gesto como el que hemos visto», señaló el titular de Interior que, ante el riesgo de que la situación vuelva a degenerar en las próximas horas o en los próximos días va a organizar una reunión con los responsables de seguridad esta tarde.
Aunque defendió que se aplique el principio de la presunción de inocencia, afirmó que el gesto del brigadier autor del tiro mortal «no es aparentemente conforme a lo que esperamos». Sobre todo, insistió en que tanto su departamento como las fuerzas del orden quieren «toda la verdad» y en que aunque forzar un control policial es un delito penado con hasta dos años de cárcel, tampoco es por sí mismo «una razón para disparar a alguien».
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