La muerte de Magufuli pone fin a las especulaciones acerca de su paradero, del que no se sabía nada desde el pasado 24 de febrero, después de que se sospechara que estaría convaleciente por coronavirus, una enfermedad de la que, según él mismo afirmaba, no existían casos en el país.
La vicepresidenta Hassan ha explicado que el difunto fue ingresado el pasado 6 de marzo en el Instituto Cardíaco Jakaya Kikwete, en Dar es Salaam. El país africano guardará luto nacional durante los próximos 14 días.
Magufuli, de 61 años, es el quinto presidente de Tanzania, cargo que ocupaba desde 2015. Anteriormente había ejercido como ministro de Obras y Transportes (2010-2015), de Desarrollo Ganadero y Pesquero (2008-2010) y de Tierras y Asentamientos (2006-2008).
En octubre de 2020 logró la reelección en unas controvertidas presidenciales en las que obtuvo más del 84 por ciento de los votos, entre acusaciones de fraude electoral y persecución y encarcelamiento de las fuerzas opositoras.
En los primero años al frente del país, Magufuli contó con el apoyo de la población debido a su retórica contra la corrupción y a sus políticas de obras públicas que ya le hicieron famoso cuando estuvo al frente de esta cartera.
Sin embargo, con el paso del tiempo las críticas hacía los tintes autocráticos que adquiría su mandato, falta de libertad de expresión y persecución de opositores incluidas, acabaron por cuestionar su figura, todavía más en entredicho en los últimos meses debido a sus extravagantes afirmaciones acerca del coronavirus.
El finado ha asegurado durante meses que el país no cuenta con casos y ha recomendado rezar y remedios de nula eficacia, si bien finalmente el 21 de febrero pidió a la población que use mascarilla, días después de la muerte del vicepresidente del archipiélago de Zanzíbar, Maalim Seif Sharif Hamad, tras dar positivo por COVID-19.
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