Desde poco después de las 9.00 hora local se vivieron escenas de tensión entre los manifestantes y los agentes antidisturbios, que les impidieron pasar por la avenida a partir de un determinado punto, en las proximidades del Palacio del Elíseo.
Casi una hora después, los antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a varias decenas de «chalecos amarillos» que trataban de penetrar por la calle Arsène Houssaye, adyacente a los Campos Elíseos.
Poco antes de las 11.00, varias decenas de manifestantes cortaron la circulación en el periférico (la vía rápida de circunvalación de París) a la altura de la Puerta Maillot, durante unos minutos hasta que fueron desalojados por los antidisturbios.
Estas acciones ponen en evidencia las consignas de reactividad que han recibido las fuerzas del orden para gestionar las concentraciones y evitar que degeneren en escenas de guerrilla urbana como las que se vivieron hace una semana.
En el marco de esa misma estrategia, los agentes procedieron a realizar numerosas detenciones con carácter preventivo.
El primer ministro, Édouard Philippe, dijo unos minutos después de las 11.00 (10.00 GMT) que hasta ese momento se llevaban 481 arrestos de personas, 211 de los cuales habían quedado bajo custodia en comisaría.
Philippe compareció ante los medios al término de una reunión con los responsables de seguridad en el Ministerio del Interior, entre otros con su titular, Christophe Castaner, para supervisar la marcha del dispositivo por las protestas.
Johanna Primevert, portavoz de la Prefectura de Policía, contó en una entrevista al canal «BFMTV», que a media mañana en los Campos Elíseos había unos 1.500 manifestantes y varios cientos en la plaza de la Bastilla y en la Puerta Maillot, junto al Palacio de Congresos.
Las fuerzas del orden llevaron a cabo de madrugada controles en los peajes de autopista de acceso a París, donde requisaron diverso material a «chalecos amarillos» que acudían a la capital, como máscaras de gas, bolas de petanca y otros objetos contundentes.
Por primera vez en más de 40 años, las fuerzas del orden en París cuentan con una docena de blindados de la Gendarmería que se pueden utilizar para atravesar barricadas.
La ciudad se ha protegido ante el temor a un desencadenamiento de violencia: están cerrados los principales museos y monumentos (empezando por la torre Eiffel), los grandes almacenes y los comercios de áreas como el barrio de los Campos Elíseos, así como cerca de una cuarentena de estaciones del metro y de trenes de cercanías.
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