La compañía aérea de bajo coste indicó en un breve comunicado que no hará comentarios sobre los términos del pacto firmado este jueves en Dublín hasta que la Asociación de Pilotos Irlandeses de Aerolíneas (IALPA), representados por Fórsa, lo someta a votación.
Si este grupo de pilotos, en torno a un centenar contratados directamente por Ryanair, acepta el acuerdo, la aerolínea lo presentará después a su junta directiva para incluirlo en un futuro convenio colectivo.
Ambas partes retomaron sus negociaciones el pasado 13 de agosto, después de que la compañía aceptase la presencia de un moderador independiente, como había pedido IALPA para superar la parálisis en el proceso de diálogo.
Sus demandas giran en torno a once puntos relacionados con las promociones por antigüedad y con la introducción de un sistema más transparente de transferencias de pilotos entre las bases de Ryanair en Europa, así como con otras mejoras salariales y de condiciones laborales.
No obstante, la falta de avances al respecto llevó a IALPA a convocar cinco huelgas desde el pasado 12 de julio, lo que provocó, de media, en torno a 20 cancelaciones de vuelos cada día y trastornos a entre 3.500 y 5.000 pasajeros.
Ryanair minimizó su impacto gracias a que el resto de pilotos de su plantilla en Irlanda, unos 250, acudieron esos días a sus puestos de trabajo, pues se trata de empleados contratados a través de agencias o son autónomos.
Además de las huelgas de IALPA y la convocadas en julio por los tripulantes de cabina de Bélgica, España, Italia y Portugal, otros cuatro grupos de pilotos de Suecia, Alemania, Holanda y Bélgica se unieron a sus colegas de Dublín para organizar un parón el pasado 10 de agosto, lo que provocó más de 400 cancelaciones.
Esta movilización colectiva, según Fórsa, ha contribuido a que Ryanair haya vuelto a la mesa de negociación, después de subrayar que no aceptaría demandas que pongan en riesgo su modelo de negocio y advertir de que podría reducir sus operaciones y su plantilla con despidos.
La aerolínea presentó el pasado mes un plan encaminado a reducir en un 20 %, de 30 a 24 aviones, su flota en Irlanda a partir de octubre, con la posible supresión de más de 300 puestos de trabajo de pilotos y tripulantes de cabina.
Fórsa consideró que ese plan era una amenaza a los trabajadores y que la «reacción agresiva» era fruto de la «falta de experiencia en relaciones laborales» de Ryanair, que el pasado diciembre anunció su disposición a reconocer, por primera vez en su historia, a los sindicatos independientes
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