En un extracto de la entrevista concedida a la cadena «TF1» y a la emisora «Europe 1», de la que se difundirá su versión completa a las 18.00 GMT, el que fuera jefe del Estado entre 2007 y 2012 aseguró que «el sindicato de la magistratura tiene la obsesión de destruirme».
En opinión de Sarkozy, que ayer declaró ante la policía judicial y en calidad de detenido durante 15 horas, se le colocó bajo detención preventiva con la intención de humillarle, y se está dando una imagen de él que no se ajusta a la verdad.
«Digo a quienes nos escuchan o nos ven que jamás he traicionado su confianza, que jamás he cometido un acto contrario a los principios republicanos o al Estado de Derecho», aseguró el exmandatario en ese avance.
El político conservador, primer exjefe del Estado francés obligado a prestar testimonio como detenido, subrayó que no pide «ningún privilegio» y que si ha cometido los hechos que se le achacan «asumirá todas las consecuencias», porque no es un hombre «que escape de mis responsabilidades».
No obstante, consideró que «la situación es lo suficientemente grave» como para que se pronuncie y diga ante la ciudadanía que en Francia, «el país de los derechos humanos, el del Estado de Derecho», se está dando actualmente «una instrumentalización política de una parte de la Justicia».
En esta comparecencia, grabada horas antes de su difusión y de unos veinte minutos de duración, Sarkozy preguntó además si es «normal haber sido escuchado durante tanto tiempo», y que el contenido de esas escuchas telefónicas haya sido difundido por la prensa.
A través de esas escuchas telefónicas, los investigadores dedujeron que Sarkozy y su letrado recibían de parte de un alto magistrado filtraciones sobre las instrucciones en curso contra el político.
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