Descubre las razones por las que debes conservar las cáscaras de la zanahoria

Se trata de una parte del alimento que se suele desechar y esconde múltiples beneficios

Se pueden emplear en multitud de recetas como 'smoothies' o como 'chips' | Freepik

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En un país como España, conocido por su tradición culinaria rica y variada, la atención a los detalles nutricionales marca la diferencia. Un elemento que pasa desapercibido en muchas cocinas es la cáscara de zanahoria. Aunque generalmente es desechada, esta parte de la hortaliza alberga un rango impresionante de nutrientes que muchas veces superan los de la propia pulpa.

Según diversos estudios, mientras que la piel de la zanahoria representa un 11% de su peso, contiene un sorprendente 54% de sus ácidos fenólicos, esenciales por sus propiedades antioxidantes. Además, se ha demostrado que la cáscara concentra un alto contenido en carotenoides, vitamina K, niacina y fibra. Estas características convierten a la cáscara en un verdadero 'superalimento' que potencia nuestra salud.

Beneficios para la salud

Los beneficios de consumir la cáscara de la zanahoria son numerosos. En términos de salud óptica y dermis, el betacaroteno presente puede transformarse en vitamina A, mejorando la vista y manteniendo una piel saludable. La vitamina C fortalece el sistema inmunitario, mientras que su riqueza en fibra facilita la digestión y ayuda en la prevención del estreñimiento.

Además, sus propiedades antioxidantes reducen el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer o problemas cardíacos. En suma, estos nutrientes actúan como antiinflamatorios, contribuyendo a reducir inflamaciones en el cuerpo.

A pesar de sus beneficios, es fundamental tener en cuenta los cuidos necesarios para su consumo. Según la Agencia Española deSeguridad Alimentaria (AESAN), las verduras pueden estar expuestas a pesticidas y otros contaminantes. Un lavado riguroso y adecuado con agua puede eliminar de manera eficaz estos residuos nocivos. Esto es especialmente importante, ya que incluso las producidas bajo estándares ecológicos pueden estar expuestas a suelos y entornos que compartan contaminantes.