Las yemas del interior también pueden variar su color. | Freepik

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Al seleccionar huevos en el supermercado, es común encontrar variaciones en el color de la cáscara y, ocasionalmente, manchas en su interior. Estas diferencias pueden generar dudas sobre la calidad y seguridad del producto. Según los expertos, comprender el origen de estas características es esencial para tomar decisiones informadas.

Color de la cáscara: una cuestión genética

El color de la cáscara de los huevos está determinado por la raza de la gallina. Las gallinas de plumas oscuras o lóbulos de orejas oscuros suelen poner huevos de cáscara marrón, mientras que las de plumas y lóbulos claros tienden a producir huevos blancos. Esta diferencia es puramente genética y no influye en el valor nutricional ni en el sabor del huevo. Es un mito común creer que las diferencias en el color de la cáscara de huevo estén relacionadas a los valores nutricionales.

Manchas en el interior: ¿debo preocuparme?

Al romper un huevo, es posible encontrar pequeñas manchas rojas o marrones en la yema o la clara. Estas manchas son, simplemente, restos de sangre debidos a la ruptura de algún vaso sanguíneo o pequeños pedazos de tejido que el propio huevo ha arrastrado en su proceso de formación. Aunque pueden resultar poco atractivas, no representan un riesgo para la salud si el huevo se cocina adecuadamente. Sin embargo, se recomienda retirar la mancha antes de consumir el huevo para mayor seguridad.

Influencia de la alimentación en la yema

El color de la yema está influenciado por la dieta de la gallina. Alimentos ricos en carotenoides, como el maíz o las zanahorias, pueden intensificar el tono amarillo o anaranjado de la yema. No obstante, esta variación de color no afecta la calidad nutricional del huevo. Es importante destacar que el color de la yema no está relacionado con el color de la cáscara.