tribuna
Diga melón
25/03/25 4:00
Hay una canción tan pegadiza que acaba por resonar en el cerebro como un martillo pilón. Luis Aguilé, en los inicios de los setenta cantaba «Es una lata el trabajar». No es un himno para levantar un país, créame, pero sí para ilustrar algunos trabajos que ya nadie debería desarrollar. Algunos son tan así, que ya ni siquiera se realizan en nuestro país, tal vez porque nadie quiere hacerlo y menos que algún vecino suyo sepa que se dedica a ello. Lo digo porque si tuviera delante de mi vista, a la amable señorita, que cada día, por lo menos dos veces, una en plena hora de la siesta, y la otra justo cuando estoy cenando en casa y en familia, me incordia con su llamadita inoportuna, necesitaría una camisa de fuerza para controlarme.
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